El Día del Mutualismo, instituido el 25 de setiembre de 1945 mediante el Decreto Nº 22.946 firmado por el entonces presidente de la Nación, Edelmiro Farrell, y el secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón, en el que se declaró el primer sábado de octubre como el Día del Mutualismo, nos mueve a reflexionar sobre este noble sistema solidario incorporado por siempre en la vida de nuestra comunidad.
Sin duda, las entidades mutuales constituyen una herramienta muy valiosa en orden a su impronta de profundo contenido social. Herramienta que los trabajadores han sabido utilizar para lograr soluciones a las distintas contingencias desfavorables sobre la base de la solidaridad y la ayuda mutua. Hoy el mutua
lismo se encuentra inmerso en plena tarea de consolidación de sus entidades, cubriendo una importante gama de servicios como salud, educación, consumo, vivienda, capacitación, turismo, ayuda económica, previsión social, el deporte y recreación; sólo por mencionar las principales acciones que desarrollan día a día en beneficio de sus asociados.
Sin embargo, el mutualismo está en condiciones de dar más, de seguir creciendo, ello, en la medida en que los que tenemos la responsabi
lidad de conducir las entidades nos demos cuenta de que individualmente será más difícil lograr el éxito en la gestión. Seguramente el asociativismo nos dará más posibilidades de crear el campo propicio para asegurar la concreción colectiva de acciones que resulten más beneficiosas para el conjunto de miles de hombres y mujeres que conforman el universo mutualista.
El rol del Estado es fundamental en la construcción de este objetivo. Hace 62 años, un párrafo en los considerandos del decreto al que hacía referencia al principio nos decía... "que todo lo que el Estado haga por intermedio de sus organismos oficiales para difundir y estimular el mutualismo significará un movimiento de profundo contenido social.
El mutualismo necesita del Estado actitudes más comprometidas para con las entidades. Necesita y espera oportunidades para emprender programas de desarrollo comunitario, de fortalecimiento institucional y de participación en las políticas vinculadas con la actividad para consolidar una tarea económica y social justa y participativa.
El mutualismo está en condiciones de encarar el desafío: la experiencia, el compromiso, la solidaridad y la unidad de las entidades son su carta de presentación, sólo demandamos una oportunidad.
RAUL FRANCISCO MARTINEZ
Presidente de la Federación Mutuales Rionegrinas
