Desde hace ya un mes o más, una sensación de ansiedad invade el clima político electoral: ¿se modificará de manera significativa la tendencia de intención de voto a presidente? La respuesta por el momento es que no va a haber cambios significativos.
El primer lugar se mantiene cristalizado desde hace varios meses en aproximadamente el 45% y los indecisos, entre el 15 y el 16%. En el segundo lugar se conserva el virtual empate entre Carrió y Lavagna, aunque la primera parece ir despegándose y fortaleciéndose en el segundo lugar. Las razones: una captación más pareja de votos en todos los distritos y en especial en Santa Fe; en Córdoba se mantienen ambos en paridad.
En este sentido, podemos vislumbrar tres tipos de escenarios de resultados electorales, observados por distrito: aquellos en los que Cristina Kirchner obtenga aproximadamente un 60% del caudal electoral provincial; aquellos en los que comparta más equitativamente los votos con Carrió y Lavagna (por ejemplo, Córdoba, Santa Fe y la misma Ciudad de Buenos Aires, con aproximadamente el 40%) y aquellos en los que también comparta caudal electoral pero en este caso con dirigentes locales hoy candidatos a presidente (Neuquén, con Sobisch y San Luis, con Rodríguez Saá).
En todos los casos, el primer lugar, con más o menos votos, es para la candidata oficial. En el supuesto de San Luis, podría darse que, en su condición de candidato a presidente, ganara el actual gobernador.
Se observan variaciones pero, como dijimos, sin cambios significativos en la tendencia nacional.
El clima de la opinión pública que a través de nuestros estudios podemos detectar muestra a la mayoría del electorado que, si bien no es resistente al cambio ya se observó en algunos distritos, tampoco está "enojado con todos" y busca el cambio por el cambio mismo.
Por el contrario, en términos de destinos presidenciales, la tendencia es a no innovar. Parte de esto puede deberse a que: 1) la gestión del actual gobierno, con sus más y con sus menos, en el balance final da positivo; 2) la reelección que la sociedad estaba dispuesta a darle a Néstor Kirchner, la renueva ahora en su delfín, lo que implica apoyo y confianza al presidente; 3) en este sentido, ni lo que está es tan "malo" ni las alternativas son tan interesantes como para justificar una apuesta al cambio. Según nuestros estudios, los principales candidatos de la oposición (Carrió, Lavagna, López Murphy) son respetados como personas y, en especial, lo son profesionalmente. También son considerados honestos, pero lo que no estarían garantizando hoy es gobernabilidad.
Otro dato que indica la baja proclividad al cambio puede observarse en el bajo interés y hasta escepticismo de la gran mayoría de la opinión pública frente a estas elecciones. De todos modos, creo que se puede hablar de un cambio en este proceso eleccionario y no se relaciona ya con cuestiones partidarias sino más globales: el hecho de que haya dos candidatas mujeres a la presidencia, y ambas en los dos primeros lugares. Un cambio que habla más de valores culturales que sólo de política partidaria ¿no? (DyN)
ANALIA DAL FRANCO
Directora de Analogías. Socióloga
Especial para "Río Negro"