Viernes 05 de Octubre de 2007 Edicion impresa pag. 32 > Policiales y Judiciales
Condenado a 18 años por asesinar a un policía
El imputado estaba peleando con una persona cuando el policía, que estaba de civil, intentó separarlos. La víctima fue Gabriel Mezas, quien recibió un balazo calibre 9 milímetros.

NEUQUEN (AN).- Roberto Carlos Rosas, el joven de 28 años acusado de matar de un balazo a un bombero de la Policía que trató de interceder en una discusión callejera en el barrio Don Bosco, fue condenado ayer a 18 años de prisión por la justicia provincial que lo declaró culpable del homicidio ocurrido a principios de año en esta ciudad.

La resolución la emitió la Cámara Criminal Segunda, que de esta forma rechazó el pedido de prisión perpetua que habían formulado contra el imputado la fiscal Elba Burgos Gallardo y el abogado querellante Ricardo Cancela.

Los camaristas Emilio Castro, José Andrada y Emilio Dedominichi, condenaron a Rosas por los delitos de "abuso de arma y homicidio agravado en concurso real". Le impusieron una pena de 18 años de prisión efectiva y por ser reincidente, ya que fue condenado por otros delitos, se le "vedará acceder a la libertad condicional en esta causa". De las acusaciones por "amenazas calificadas" y "tenencia de arma de guerra", lo absolvieron.

El trágico hecho por el que lo condenaron se desencadenó el 27 de enero alrededor de las 20 en el barrio Don Bosco. Rosas discutió en la calle con un conocido, que días antes lo había golpeado durante una pelea. La discusión derivó en una nueva pelea, en la que el condenado quedó luego rodeado por allegados de su contrincante. En ese momento sacó un arma 9 milímetros y disparó, aunque no hirió a nadie.

Al escuchar los disparos y ver el revuelo que se había armado en el barrio, Gabriel Aranzave Mezas (27), un joven que cumplía funciones en la división Bomberos de la Policía provincial, salió de la casa de sus padres para tratar de interceder. Lo hizo vestido de civil, con pantalones cortos, una remera amarilla y alpargatas. Llevaba su arma en la mano e intimó a Rosas a que bajara la suya. Pero el imputado le disparó desde atrás de un auto.

La autopsia determinó que el proyectil de la 9 milímetros "le ingresó por el hombro izquierdo y siguió una trayectoria de izquierda a derecha y ligeramente hacia atrás, lesionando a su paso los vasos subclavios izquierdos y el vértice del pulmón de igual lado, incrustándose finalmente en el cuerpo de la tercera vértebra dorsal". La causa del deceso fue "insuficiencia respiratoria a causa de trauma torácico".

La principal prueba que utilizaron los jueces contra Rosas, fueron las declaraciones de los testigos que presenciaron tanto la discusión como el asesinato. No sólo reconocieron a Rosas, sino que además afirmaron que llevaba una 9 milímetros.

"Si bien (Rosas) efectuó el disparo desde una distancia relativamente amplia, dado que lo dirigió e impactó contra otra persona que tenía un arma en la mano, no cabe sino tener por cierto y probado que disparó la suya con intención homicida, máxime si se tiene en cuenta que impactó a la altura de una zona sabidamente vulnerable", afirmó Andrada, quien emitió el voto principal. Pero sostuvo que no se acreditó que Rosas haya advertido que estaba disparando contra un efectivo policial, lo cual hubiese constituido otro agravante. Dedominichi adhirió al voto principal, y Castro también aunque marcó diferencias respecto al dolo con el que actuó el imputado.

Tras dispararle al efectivo, Rosas escapó. Un mes después lo encontraron en una casa del barrio El Progreso.

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