Hay mucha agitación política, pero pocas novedades. A menos de un mes de las elecciones presidenciales, los que se postulan para dirigir se mueven de un lugar a otro y, paradójicamente, nadie cede su sitial. En todo caso, el vaivén de los bandos, más que profundizar en la necesidad de hacer mejoras estructurales, tiene por objeto el "quítate tú para ponerme yo".
Del lado del oficialismo, al que las encuestas sonríen, se echó mano a una leyenda hospitalaria: el silencio es salud, dijeron desde una desierta Casa Rosada cuando arreciaron las denuncias sobre manipulaciones groseras en el índice de precios al consumidor y algunos economistas el insólito Domingo Cavallo, el candidato de UNA, Roberto Lavagna, y el aspirante ministerial "Lilito" Alfonso Prat-Gay, entre otros, vaticinaron un período recesivo en la economía.
Para el gobierno, con lo que se hizo hasta ahora a pesar de los groseros errores de los últimos meses que incluso provocaron tensiones sociales en el terruño del matrimonio presidencial, lo esencial es salir del paso, hacer una digestión pacífica y ganar con el primer saque el 28 de octubre.
Un miembro de la concertación plural que lleva la fórmula Cristina Fernández de Kirchner-Julio Cobos, se sinceró con "Río Negro": dijo que es cierto que se le da prioridad a lo inmediato y que no es el tiempo de los actos multitudinarios pasibles de descontrol y reyertas entre peronistas y radicales. "El folclore partidario señaló no arroja ningún resultado positivo y sí las conferencias televisadas que llegan a más gente".
Pruebas al canto: durante su paso por Nueva York, Cristina hizo un discurso general y evitó los temas conflictivos relacionados con la inflación o el ajuste en las tarifas de los servicios públicos.
Incluso encontró una aliada influyente. Susan Segal, titular del Council of the Americas, no le pasó las preguntas más ríspidas de los empresarios que pagaron hasta 400 dólares para escucharla.
Segal es la misma que estuvo en los primeros días de agosto en Buenos Aires recogiendo las quejas de los principales jefes de las compañías norteamericanas radicadas en la Argentina. Las dudas expuestas fueron muchas y giraron sobre el supuesto tono anti-negocios o anti-mercado de los Kirchner, algo que Cristina se preocupó puntualmente en disipar: no es un pecado querer ganar dinero, recitó.
Segal, al igual que la canciller alemana Angela Merkel, no observa que la oposición pueda ser una alternativa, por más que se prodiguen Elisa Carrió y Roberto Lavagna, confiados en que podrán forzar una segunda vuelta.
A los empresarios de su país, en privado, les advirtió que según las conclusiones del Departamento de Estado "no hay expectativas adicionales a las de Cristina. La gobernabilidad fue más allá sólo se garantiza con un triunfo de ella"
Con Cobos hubo un aparente cortocircuito, cuando el INDEC de Nación corrigió un índice enviado por la provincia de Mendoza. Lo bajó de 3,1 a 1,5. El ex miembro de la UCR (fue expulsado de por vida), relativizó las diferencias.
"Río Negro" supo que estuvo a punto de viajar a Estados Unidos junto con Kirchner, pero que a último momento éste le pidió que se quedara a hacer campaña en Neuquén, Salta, Entre Ríos, San Luis y Córdoba. "Hay que asegurar los votos allí", predicó el pingüino.
Cobos ha dicho que será leal, pero que no se privará de marcar las diferencias, algo que también hizo el intendente de Mar del Plata, el radical Daniel Katz, lo que le mereció la dura reprimenda del ultra K Carlos Kunkel. El marplatense lo ignoró y sigue como escolta de Felipe Solá en la lista de candidatos a diputados por la provincia de Buenos Aires.
El mendocino Cobos plantea correcciones para el próximo período y un seguimiento especial a la evolución de la producción energética. Su relación con Kirchner sigue siendo buena. No se le pedirá que vaya al populoso partido de La Matanza, pero le demandarán que vuelva a ir a Neuquén, donde Cristina tiene posibilidades de adelantarse a Jorge Sobisch.
Cristina seguirá yendo al interior, sin descuidar los viajes allende las fronteras. El miércoles almorzará con Lula, en Brasil, y la semana entrante se verá con Michelle Bachelet, en Chile.
En el foro de Naciones Unidas, tal como anticipó este diario, Kirchner, protestó por la falta de colaboración de Irán en el esclarecimiento judicial de la causa AMIA, y solicitó la ayuda de otros países. Pero no exigió una condena del organismo. Eso hubiese sido jugar con fuego.
No obstante, el régimen musulmán protestó y habló de la campaña electoral: afirmó que Kirchner está "presionado por el sionismo" y que la culpa por la falta de evidencias concretas para hallar a los culpables del trágico atentado hay que buscarla en la corrupción de la Justicia argentina.
El presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, recibió en Estados Unidos una lección democrática. Invitado por la Universidad de Columbia, se permitió exponer libremente sus razones fundamentalistas y responder las críticas, aunque el rector de esa casa de estudios no se privó de llamarlo dictador y negador del Holocausto judío.
A pesar de ser catalogado por el presidente George Bush como miembro del "eje del mal", Ahmadinejad no sólo pudo exponer sus teorías religiosas en la potencia hegemónica, sino que luego se introdujo en el "patio trasero" latinoamericano (al visitar Bolivia y Venezuela), de la misma manera que sin permiso y con su poderoso arsenal, Estados Unidos vivaquea en Irak.
A menos de un mes de las urnas, las encuestas siguen marcando un predominio de Cristina Kirchner.
ARNALDO PAGANETTI
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