El gobierno descartó ayer con énfasis la posibilidad de que pueda producirse un ballottage en los comicios del 28 de octubre, en contradicción con los principales postulantes de la oposición que dan por cierta la segunda vuelta. Así, ambas partes pulsearon por instalar en el ideario de los votantes la certeza de una elección resuelta o, por el contrario, la imagen de una carrera abierta en la confrontación electoral.
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, fue la voz cantante del oficialismo. "No hay ballottage que valga, no hay ninguna discusión que hacer, no hay una sola encuesta que dé posibilidades a un candidato (opositor)", afirmó el funcionario.
Fernández negó que el Ejecutivo pague las encuestas, como denunció el postulante de UNA, Roberto Lavagna. En ese sentido, el ministró aludió específicamente a un sondeo difundido recientemente por Poliarquía, que atribuye un 38 por ciento de intención de votos a la primera dama y un 25 por ciento de indecisos, y dijo que se trata de "la que menos beneficia al gobierno".
Fernández consideró que Lavagna "es tan poco serio como muchas de sus manifestaciones" y consideró que la "mejor campaña" de la candidata "es la gestión del gobierno". El lavagnismo, que disputa con Elisa Carrió (Coalición Cívica) el segundo lugar, aprovechó la mención del ministro y contestó rápidamente. "El ministro del Interior está asustado porque Roberto Lavagna es el único candidato capaz de ponerlos en jaque", respondió Alejandro Rodríguez, asesor del economista.