Martes 25 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 02 y 03 > Nacionales
La conflictividad social, nubarrones en el futuro de la candidata oficial

BUENOS AIRES (ABA).- Cristina Fernández de Kirchner tiene un gran problema por delante - entre muchos otros - si llega a ser electa presidenta: ¿cómo conseguir una mejora sustancial en el diálogo institucional (cuestión que su esposo no quiso o no pudo encarar), sin recibir en el camino, de los primeros 100 días, un coletazo de las principales corporaciones?

La candidata oficial anunció que una de sus primeras medidas será la concertación social. Pero desde entonces en el círculo de Hugo Moyano y de los "Gordos", esperan enterarse de algún otro detalle de esta atrayente idea de campaña, sin tener la suerte por el momento de contar con una entrevista con Cristina. Tampoco encontraron un referente intermedio de un gabinete que está en plena ebullición.

Los guiños del presidente Néstor Kirchner a ambos sectores del sindicalismo peronista, no hacen más que poner en una nebulosa el futuro de un eventual gobierno de la primera dama con los gremios más convocantes, mientras que la CTA mantendría la expectativa de conseguir la personería gremial en el comienzo del 2008.

El titular de la CGT, el líder camionero Hugo Moyano, ya mostró los dientes de antemano, al alinearse en los últimos días, en el reclamo de cambios profundos, en cuanto al sinceramiento inflacionario; bandera que no tan sólo levantan sectores opositores sino actores económicos, de superlativa importancia, como el titular del Banco Central , Martín Redrado.

La relación se viene erosionando, al compás de los últimos días de gobierno de Kirchner, quizás anticipándose unos meses a la gran pelea por las paritarias, seguramente por febrero, que según analizan en ámbitos gremiales tiene un piso pero no un techo, ante el exponencial crecimiento inflacionario.

En el Ejecutivo apuestan a que Cristina deberá, de asumir la primera magistratura , hacer un paulatino sinceramiento de la economía, que incluirá: aumento de tarifas e ir relajando los subsidios a sectores ampliamente beneficiados como el transporte.

Por supuesto, detrás de esto vendrán los reclamos salariales y ante la falta de cobertura a las expectativas, con un crecimiento de la economía en franco retroceso, la consabida conflictividad social.

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