BUENOS AIRES (ABA) .  Para la justicia argentina fueron los integrantes del gobierno de Irán cuando se realizó el atentado a la AMIA en julio de 1994, a través del brazo ejecutor de la organización Hizbollah, los responsables del acto terrorista que terminó con la vida de 85 personas.

Ese fue la definición tomada por la fiscalía especial a cargo de Alberto Nisman, y por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral, y es en tal caso el límite que tendrá en mente el presidente Néstor Kirchner a la hora de dar su discurso de hoy en el ámbito de las Naciones Unidas.

Es decir, más allá de que el actual premier iraní Mahmoud Ahmadinejad sea más ortodoxo o reaccionario (de acuerdo a la caracterización política) que el régimen de hace trece años, lo cierto es que la imputación judicial no apunta a Irán como estado, sino a sus autoridades de entonces. Tal argumento podría ser útil a los fines de evitar expresiones que incrementen la tensión en el ámbito de la política internacional.

Desde el punto de vista formal, Interpol mantiene en vigencia el pedido de captura hacia los acusados que van desde el ex presidente Alí Akbar Hashemi Rafsanyani, pasando por el ex embajador iraní Soleimanpur (éste último no por pedido de la fiscalía pero si por el juez), hasta los ex ministros Alí Fallahijan y Alí Akbar Veleyati, los ex comandantes Moyen Rezai y Ahmad Vahidi, el ex jefe de Seguridad Exterior Imad Moughnieh, el ex consejero en Argentina, Mohsen Rabbani y quien fuera tercer agregado de la delegación diplomática iraní en Buenos Aires, Reza Ashgari.