Martes 25 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
Severa condena por violento asalto a una familia
El acusado fue condenado a siete años de prisión, una pena superior al mínimo establecido. Mantuvo por horas a una familia reducida y, tras robarle prácticamente todo, le quemó el auto.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La Cámara Primera del Crimen le impuso siete años de prisión a Juan Carlos Fierro por el robo con armas que cometió en perjuicio de una familia del barrio El Frutillar, pese a que en este caso no se utilizaron armas de fuego.

Para el juez Alejandro Ramos Mejía, que redactó el primer voto, pesan en favor del imputado su corta edad, su educación y su origen humilde, pero en contra evaluó que registra antecedentes por delitos contra la propiedad, "las circunstancias de tiempo, modo, lugar y ocasión, en las que permanecieron por dos horas en el interior de la vivienda asaltada, con exhibición de armas blancas y amenazas físicas con las mismas".

Antes, al pronunciar su alegato, el fiscal Carlos López se apartó del mínimo previsto para ese delito al pedir una pena de siete años de prisión para el asaltante, por el suplicio a que sometió a una familia del Alto durante más de dos horas, y por la maldad desplegada por los delincuentes, que obligaron al dueño de casa a cargar en su auto todo lo que había de valor, hacerlo arrancar el vehículo y después de trasladar el botín incendiaron el auto, un Peugeot 504 usado con equipo de gas que el damnificado había comprado el día anterior.

El único imputado y condenado por este asalto es Juan Carlos Fierro, de 21 años, quien ya fue condenado por una tentativa de robo e incumplió las pautas de la condicionalidad de la pena.

El hecho debatido se inició el último 19 de abril a las 5 en una vivienda del barrio El Frutillar, cuando Marcos Gutiérrez Castillo y su familia descansaban en la planta baja, y un matrimonio de pastores evangelistas dormían en la habitación de la planta alta.

A esa hora, dos delincuentes armados cortaron los cables de luz y teléfono y sorprendieron a Gutiérrez en su cama, y con trozos de cuero y tiras de sábana lo ataron, al igual que a su esposa y al resto de los ocupantes de la casa.

Le pidieron "los 60.000 pesos que había cobrado", y ante la negativa de la víctima redoblaban las amenazas y le advertían "entregá la plata que va a correr sangre".

Por temor a que lastimaran a sus hijas y nieta les entregó 900 pesos, 200 dólares y 34.000 pesos chilenos que escondía en la planta alta, y les pidió que se llevaran todo lo que quisieran, porque ya habían estado dos horas en la casa, sin luz y alumbrándose con celulares. Así pudo reconocer a Fierro el damnificado, y también su esposa e hija mayor.

A las 7:15 los asaltantes desataron a Gutiérrez Castillo para obligarlo a cargar en su Peugeot un televisor de 29 pulgadas, una computadora completa, un aparato de música, una filmadora, varios celulares, ropa, calzado e innumerable cantidad de artículos de valor, evitando así una probable reacción o sospecha de los vecinos, que ya habían comenzado a encender las luces.

La policía recuperó buena parte de los elementos robados, pero no el auto, porque los asaltantes completaron el acto malvado prendiéndole fuego y destruyéndolo por completo después de utilizarlo para trasladar el botín.

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