NEUQUEN (AN).- Un hombre de 65 años que volvía a su casa con sus nietos de 3 y 5 años, fue abordado en la puerta por dos sujetos que la emprendieron a puñetazos y patadas reclamándole dinero. El agredido, quien trabaja en una aseguradora, forcejeó con ellos pues no quería que los chiquitos que ya estaban dentro de la vivienda presenciaran semejante situación. Los sujetos estaban armados y uno de ellos estaba descontrolado.
"Mi error fue tratar de impedir que se metieran a la casa, por los nenes, pero me metieron a empujones, me patearon, me golpearon...", le explicó Julio Chiachiarini a este diario.
La esposa de Chiachiarini, que se llama Francisca, se quedó con los chiquitos en el comedor y trató de calmarlos diciendo que eran amigos que hacían una representación mientras su marido fue hasta el lugar donde tenía dinero por si alguna vez lo asaltaban. Atrás iba uno de los delincuentes, armado y apuntándole.
La pareja sufrió asaltos y robos pero nunca la habían robado en su casa.
En la casa de esta familia, ubicada en la calle Basavilbaso al 400, no manejan dinero: "está la plata de las compras menores, las compras diarias, los gastos que uno tiene y esa suma que yo he dejado como una forma de pagar la inseguridad", afirmó el hombre.
Chiachiarini cree que el calvario de su familia duró cuatro minutos, no más que eso. Sin embargo, en ese ínterin le fracturaron dos costillas, le produjeron un corte en la mano y le dejaron un ojo negro.
"Cuando fui a buscar la plata no la encontraba, por los nervios que tenía... perdí la compostura por el hecho de que estaban mis nietos", dijo Chiachiarini, quien hasta hace algunos años estuvo en la comisión directiva de ACIPAN.
A pesar de los golpes y del mal momento, Chiachiarini recibió a este diario y habló con cortesía.
"Es un poco difícil entender estas cosas, que son terribles", afirmó sin perder la compostura.
El hecho se produjo el domingo alrededor de las 20:30 en la zona céntrica de esta ciudad, a pocos metros de la sede del Colegio de Abogados. Una vecina vio cuando lo metían a la casa a los empujones y llamó a la Policía que en cinco minutos llegó allí.
A esa altura los sujetos partieron raudos en un vehículo en el que, aparentemente, los aguardaba un cómplice. Por la proximidad en el tiempo es posible que el móvil de la comisaría Primera se haya topado con el auto de los delincuentes.
"Creo que es mejor que hayan demorado un poquito porque si llegaban enseguida nos encontraban a todos adentro y estaban los chiquitos", dijo Chiachiarini.
Ayer por la tarde, el matrimonio tuvo un momento para reirse de la desgracia. Cuando hablaban con este diario, su teléfono volvió a tener tono luego de doce días de mudez.
El aparato inalámbrico no estaba, se lo llevaron los malvivientes.