Domingo 23 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 42 > Cultura y Espectaculos
El huésped maldito
La cinta coreana es un relato fantástico que mezcla con inteligencia el drama y la comedia y se convierte en una mordaz crítica al poder estadounidense en el mundo.

ALEJANDRO LOAIZA

aloaiza@rionegro.com.ar

Cuando le preguntaron al director Bong Joon-ho sobre el título elegido para el estreno de su film fuera de Corea ("The host"), afirmó: "Quería darle ese doble sentido en inglés, por un lado el de "huésped", con su significado biológico, y por otro el de "anfitrión", con su significado sociopolítico". Y ese doble sentido es el que acompaña el trayecto de esta historia fantástica que ofrece casi dos horas del mejor entretenimiento combinadas con una fuerte alegoría a la presencia de EE.UU. en el resto del mundo, como una bestia que devora todo a su alrededor y luego atesora sus víctimas en un botín escondido.

Desde la primera escena, el mensaje es claro cuando un asistente coreano que trabaja en la morgue de una base militar estadounidense en su país, debe arrojar cientos de litros de formaldehído, un potente residuo tóxico. A pesar de negarse, su jefe americano insiste con la orden, y así el químico termina en las aguas del río Han, el más importante de Seúl. La consecuencia será el nacimiento de una extraña criatura que aparecerá para asolar la ciudad y engullir a todos los humanos que se le crucen.

Como en todo filme del género de acción, es necesario un héroe. En este caso, esquivando y nuevamente burlando las convenciones (sobre todo americanas) los "elegidos" son parte de una familia humilde, que posee un pequeño restaurante. Cuando la bestia se lleva a la niña del clan, el padre con algunos problemas mentales, el abuelo y los tíos saldrán a la caza del enemigo.

En el camino, y también escapando a las clásicas travesías heroicas, deberán lidiar con la falta de dinero, problemas familiares internos y la muerte de alguno de los inte

grantes, todo esto acompañado por un clima entre tenso y humorístico que parece advertirle al espectador que nada de eso va en serio. Aunque la delgada línea entre la realidad y la fantasía es cruzada constantemente por el director, y las similitudes con el cine de la fábrica americana resultan tan divertidas como contundentes. Por ejemplo la escena en que el abuelo contacta a un grupo de delincuentes para que le brinden un supuesto arsenal o aquel ciudadano norteamericano que se transforma en el héroe ideal ante la primera aparición del animal. El virus que se desata a partir de la presencia de la criatura sólo será combatido con un antídoto creado por: ¡EE.UU.!

Las analogías sobre el país del Norte se suceden y tiñen a la cinta de un espíritu burlón,

aunque también para diferenciarse, el drama atraviesa el guión con situaciones límites. No faltan los tópicos más acostumbrados como el triunfo del más débil, los valores familiares, los sacrificios imposibles de evitar; siempre jugando con la risa y las lágrimas, como elementos inseparables. En palabras del realizador: "Las catástrofes son angustiosas y trágicas, pero al mismo tiempo suelen ir acompañadas de situaciones cómicas."

Los efectos especiales cumplen con su cometido de calidad, destacándose mejor en algunas escenas que en otras, pero nunca desentonando con la magnitud de la producción. Esto acompañado por el montaje furioso y veloz de Kim Sun-min y un manejo brillante de la cámara con el uso de variados recursos y planos. El ritmo es intenso aunque durante la mitad de la historia, algunas escenas permiten que decaiga y pierda parte de su emoción .

En estos tiempos de héroes entrenados, es interesante ver plasmada nuevamente la idea del "hombre común", aquel que carece de conocimientos de armas o espionaje en una situación límite en la que debe tomar decisiones heroicas. En este caso la familia sólo continúa su batalla diaria para sobrevivir, como bien expresa el director: "El monstruo no es el único adversario contra el que tendrán que luchar. Para ellos, que son personas pobres, personas 'sin importancia', la vida ya es de por sí un monstruo. Un monstruo contra el que luchan con uñas y dientes. La película es, al fin y al cabo, un testimonio de su lucha a muerte contra el monstruo indiferente, frío y calculador que conocemos como el mundo". Ese mundo que, sin embargo, les dará revancha y la posibilidad de comenzar nuevamente: un regalo más que preciado, después de tanto sufrimiento.

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