Hay distintas maneras de medir el tiempo. Según refiere el escritor Octavio Paz, basado en los métodos de los antiguos mayas y los historiadores franceses, existe la "cuenta corta", referida a los acontecimientos cotidianos: crisis, revoluciones, presidentes que huyen en helicópteros, etcétera, etcétera. También, en contrapartida, está la "cuenta larga", que registra los grandes ritmos que, con modificaciones al principio imperceptibles, alteran las estructuras, crean nuevas, en un lento e irreversible proceso de transformaciones sociales.
Así, en etapas que se extienden por siglos con un vértigo alucinante en los últimos años evolucionan por ejemplo las instituciones, las ciencias y las técnicas, lo que de ninguna manera mejora las cualidades humanas. En rigor, las miserias del hombre se mantienen inalterables.
Y en el fenómeno de los conteos pequeños, ya deteniéndonos en la parada Argentina del aquí y ahora, si alguna deuda chica queda, la intención es cargarla "en la cuenta del otario". Porque en esto de manejar los números del día a día, el presidente Néstor Kirchner es un maestro, aunque sus adversarios no hacen más que ayudarlo. ¿Cómo? Al mostrarse incapaces de abordar otro convoy que les permita aventajarlo y darle a la ciudadanía una posibilidad seria de alternancia.
La ciega pelea por ocupar el mejor lugar en las listas, la picardía de apostar a más y a menos al mismo tiempo, demostrando falta convencimiento para asumir la empresa de mayor responsabilidad, la "borocotización" sistemática, las denuncias de fraude electoral Córdoba y Chaco abrieron heridas que tardarán en cicatrizar, la "desaparición" en democracia de un testigo de violaciones a los derechos humanos, las "truchadas" nacionales, en fin, demuestran que los gobernantes están más empeñados en llegar y/o conservar el poder que en preparar un futuro prometedor a las generaciones por venir.
La deuda de los dirigentes con el electorado es grande: la ausencia de la reforma política y la no implementación del voto electrónico echaron un manto de sombra sobre los comicios provinciales en Córdoba y en Chaco. Tras cartón, Elisa Carrió y Roberto Lavagna, entre otros, solicitaron la intervención fiscalizadora de la OEA para el acto del 28 de octubre, lo que fue desestimado por el gobierno.
En la Rosada, apuntan que el peronismo asumió con dignidad varias derrotas: en Santa Fe ante el socialista Hermes Binner, en la Capital Federal frente a Mauricio Macri y en Tierra del Fuego, donde los "impresentables" del Frente para la Victoria sucumbieron ante la arista Fabiana Ríos. "También nos bancamos la paliza en Misiones, donde pretendimos la reelección indefinida de (Carlos) Rovira. ¿Por qué dicen que no somos buenos perdedores y apelamos al fraude?", se quejó un ladero de Kirchner.
La campaña está matizada por hechos insólitos: Macri, desde España, dijo estar convencido de que la oposición no podrá hacer nada para evitar que Cristina gane, por lo que él se resignó a prepararse para una buena gestión en la ciudad de Buenos Aires que lo catapulte a la presidencia en el 2011. Ricardo López Murphy, su devaluado socio, se limitó a reprocharle haber caído en "la trampa" tendida por el oficialismo.
La concertación entre los Kirchner y los radicales "exitosos" también tiene sus vericuetos. Hoy por hoy, más que acuerdos programáticos, hay luchas denodadas por ocupar espacios. Un senador justicialista de la íntima confianza del presidente contó a este diario que se le encargó hacer funcionar la cámara alta después del 10 de diciembre.
"No hay antecedentes. Será un lío bárbaro. ¡Se imagina expuso a (Miguel) Pichetto dirigiendo la batuta y que le hagan caso hombres y mujeres como (Pablo) Verani y (Nancy) Sosa, dos ultra radicales con tufillo antiperonista!".
Las cosas están expuestas de esta manera. A Cristina le recomendaron menos actos masivos dentro del país y más apariciones mediáticas desde los foros internacionales. Aceptó el consejo. Esta semana se verá con miembros de la Reserva Federal de Estados Unidos y el ex presidente Bill Clinton. Mientras tanto su marido, Néstor, hablará en la ONU. Según lo que pudo averiguar "Río Negro", Kirchner dirá que Irán no colaboró con la Justicia argentina para encauzar la causa AMIA, pero de ninguna manera solicitará una condena pública del organismo para el régimen musulmán de Mahmoud Ahmadinejad. Pelearse con el FMI, sí. Con Irán, no.
El sábado próximo, a instancias de España, volverán a reunirse en Nueva York argentinos y uruguayos por el enojoso tema Botnia. El rey Juan Carlos no quiere quedar desairado. Ya hubo un tirón de orejas para el presidente Tabaré Vázquez y también reproches a Kirchner por los cortes de ruta en Gualeguaychú.
¿Se resuelve el conflicto entre las naciones hermanas? Se acepta que el funcionamiento de la planta, luego del 28 de octubre, es un hecho. Se avanzará, entonces, en un monitoreo conjunto para evitar daños ambientales.
El interés principal de Kirchner está centrado en la "cuenta chica", esto es en pasarle el sillón de Rivadavia a su esposa. Ni bien retorne de Estados Unidos, seguirá con los anuncios con tufillo a campaña: elevará el impuesto a los bienes personales, actualmente en 102.000 pesos de patrimonio.