Miércoles 19 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 28 > Sociedad
La fiesta de un comedor que alimenta y contiene

ALLEN (AR).- Con una gran fiesta, los chicos que asisten a diario al comedor infantil allense "El sol" celebraron el aniversario del lugar que los vio crecer y donde desde hace diez años les ofrecen mucho más que un plato de comida. "Maruca" Colipe y "Carmelita" Barrera son las cocineras que con una inmensa vocación de servicio se las ingenian para sostener el espacio, que funciona con escasos recursos y sin servicios básicos. No tienen luz, gas, ni espacio propio y sólo cuentan con leña y dos garrafas, que mensualmente reciben del municipio.

La obra solidaria se mantiene con el aporte de una firma comercial local y el apoyo de los vecinos que colaboran con comida y ropa. Las carencias que sufren no empañaron los festejos, que incluyeron música y baile en una jornada donde las responsables del sitio intentaron ser optimistas. Rescataron la importancia de haber sobrevivido tantos años, a pesar de la indiferencia y la falta de ayuda estatal, que en muchas ocasiones les produce incertidumbre sobre el futuro del lugar. "Los momentos más difíciles los hemos pasado, estoy contenta porque pese a tantos atropellos seguimos de pie", destacó Maruca.

Llenó de satisfacción a las encargadas el nuevo aniversario del comedor, que ha contribuido a "sacar a muchos chicos de la calle", según relata Maruca. Sin embargo, la mujer no puede ocultar su emoción cuando recuerda los múltiples obstáculos que afrontan a diario. "Uno sabe que en la vida hay cosas que uno no puede cambiar, pero a veces me da mucha bronca tener que decirles a mis niños que no les voy a poder servir la leche porque no tenemos azúcar, como nos pasó el otro día", narró con la voz entrecortada la señora. Sin embargo, con gran esfuerzo las voluntarias aún se las rebuscan para seguir atendiendo a unos 42 comensales, quienes todos los días almuerzan y meriendan allí.

La iniciativa surgió una década atrás, cuando Colipe materializó su sueño de instalar un comedor para brindar cariño y contención, además de alimento, a los hijos de crianceros en la zona de bardas, de Allen. Hoy, junto a su colaboradora sigue apostando a esta tarea, con la ilusión de "contar algún día con 2 ó 3 habitaciones para que los chicos se puedan quedar a dormir".

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