En Neuquén, tras seis días consecutivos de lluvia los nuevos sistemas de desagües pluvioaluvionales de la ciudad pasaron la prueba de fuego y resistieron las tormentas. Sin embargo, las principales arterias de los barrios del Oeste se convirtieron en lodazales y en pleno centro el barro generó numerosos baches en el asfalto.
Desde el miércoles pasado no deja de llover en la ciudad, y hasta ayer al mediodía cayeron sobre las calles más de 36 milímetros de agua, el 35% de las lluvias registradas en lo que va del año.
No obstante, los nuevos sistemas de drenaje parecen haber pasado su prueba inaugural ya que sectores donde tradicionalmente se embancaban las aguas, ayer pudieron verse completamente secos. (AN)