BUENOS AIRES.- A un año del secuestro de Julio López, considerado el primer desaparecido en democracia tras ser testigo en la condena del excomisario Miguel Etchecolatz, las únicas pistas apuntan a miembros de las fuerzas de seguridad residuales de aquel régimen, dijo a la AFP una fuente de la querella.
El "caso López" reactualizó la figura del "desaparecido", que parecía enterrada en los oscuros años de la dictadura y se transformó en un desafío para el gobierno del presidente Néstor Kirchner, que hizo de los derechos humanos un eje de su política interna.
"Toda investigación seria sobre la desaparición de Julio debe obligatoriamente cuestionar a fuerzas de seguridad. No hay manera de secuestrar, como lo hicieron, sin el apoyo de los servicios represivos actuales", dijo Myriam Bregman, una de las abogadas de López en el juicio contra el ex jefe policial Miguel Etchecolatz.
López, un albañil jubilado de 77 años que estuvo desaparecido durante la dictadura, había dado un testimonio clave ante el tribunal que condenó a prisión perpetua a Etchecolatz.
El testigo fue visto por última vez caminando por su barrio de Los Hornos, cerca de la ciudad de La Plata (60 km al sur), el 18 de setiembre de 2006, día en que iba a presenciar los alegatos contra quien había sido su torturador. Los familiares de la víctima han expresado su "bronca, rabia y dolor" en una reciente carta abierta a Kirchner.
Según una pista que sigue el juez Arnaldo Corraza, el último testigo que vio a López lo ubicó a metros de la casa de una mujer que había sido asistente de Etchecolatz. Una versión confirmada a la AFP por Bregman indica que López podría haber
sido citado para presionarlo para que cambie su testimonio, horas antes de los alegatos contra Etchecolatz, tras lo cual nunca más apareció.
De la causa también surgen comunicaciones telefónicas sospechosas con la cárcel estatal de Marcos Paz, donde están alojados varios represores, entre ellos Etchecolatz.
La investigación es cuestionada por organizaciones de derechos humanos y sociales reunidas en el opositor Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que acusan al gobierno de Kirchner de no haber impulsado el esclarecimiento del caso.
La primera reacción oficial fue relacionarlo con un caso de amnesia de un anciano expuesto al estrés, hasta que Kirchner admitió la posibilidad de un secuestro y lo atribuyó al intento de amedrentar a testigos de juicios contra la dictadura.
"De ninguna manera se puede afirmar que Jorge Julio López esté muerto", expresó el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Edgardo Binstock. (AFP)