HANS-HERMANN NICOLEI (DPA)
En la disputa por el programa nuclear iraní, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quiere acercar la postura europea a la estadounidense. El objetivo prioritario es que Europa apruebe sanciones contra Irán, incluso aunque no cuente con la mayoría del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En este camino, París ha incurrido, lisa y llanamente, en una retórica bélica. Para Europa, ese salto representa la ruptura de un tabú. Pero también convierte en foco de atención la disputa nuclear con Irán, "la peor crisis" que actualmente amenaza el orden mundial, según palabras de Sarkozy.
El presidente francés también ha trazado un punto y aparte con respecto a la política exterior de su antecesor, Jacques Chirac, cuya postura frente al conflicto en Medio Oriente se apartaba de la estadounidense.
La renovación de Sarkozy implica abandonar la posición tradicionalmente proárabe de Francia y acercarse a los intereses de Israel. El peor peligro para el Estado hebreo, según la óptica de París, es Teherán.
Chirac nunca consideró en serio el riesgo de una bomba atómica iraní. "No sería muy peligroso" que Irán contara con una o dos bombas atómicas, dijo el ex presidente en febrero durante una entrevista. Tras las fuertes críticas que desataron sus declaraciones, poco después se vio obligado a rectificar. La postura de Sarkozy es justo la contraria: "Un Irán en posesión de armas atómicas es inadmisible", declaró a los embajadores franceses.
Chirac también valoró el dominio chiíta en Teherán como "una cultura de la minoría". El régimen de los mulás, según el ex mandatario, también estaba interesado en obtener reconocimiento y no debía ser amenazado. Una vez más, la rectificación no tardó en llegar.
Para Sarkozy, esas vías no alcanzan, en parte porque cualquier paso en ese sentido está condenado al fracaso en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por el veto de Rusia, que cuenta con importantes intereses económicos en Irán. Moscú, por su parte, se inclina por esperar los resultados de las negociaciones de Teherán con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Tras varios encuentros con el presidente estadounidense, George W. Bush, Sarkozy insistió en imponer nuevas sanciones a Irán, incluso fuera del ámbito de Naciones Unidas. La Unión Europea, insiste Sarkozy, debe recuperar protagonismo. Y Francia predica con el ejemplo.