Domingo 16 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 56 > Sociedad
Sonidos brillantes para festejar los 40
La Camerata Bariloche deslumbra. Tocó el viernes en Neuquén y ayer, en Roca.

NEUQUEN. -Presenciar la Camerata Bariloche es un lujo, no sólo por el incomparable placer de escucharlos, sino, por el placer extra de saber que un organismo cultural (ya no solo musical), perdure 40 años en un país signado por los vaivenes políticos, angustias financieras y apatías culturales.

El asunto es que en la música académica argentina, la Camerata ha marcado y marca un hito, un sello inconfundible, siempre asociado a la calidad y a la promoción de las más elevadas aspiraciones culturales.

Sonidos brillantes fueron los que exhibió la Camerata Bariloche, anteayer, durante el concierto efectuado en el teatro Español de Neuquén, e iniciando una gira por esta parte de la Patagonia (de hecho, anoche, al cierre de esta edición, se presentaba en el Colegio María Auxiliadora de General Roca, y hoy lo hará en la Catedral de Bariloche, en un concierto gratuito).

La noche del viernes, en neuquén, la lluvia hizo una tregua para dar lugar al repertorio que brindó la agrupación y que incluyó obras de Rossini, Vivaldi, Paganini, Mozart y Piazzolla.

La sala brindó la bienvenida a los músicos que se ubicaban en el escenario para comenzar el concierto con la "Sonata Nº 1 en Sol mayor" de Giacomo Rossini, en una versión cargada de matices que desarrolla melodías simples y optimistas.

Luego, se unieron el resto de los integrantes de la camerata, para abordar el "Concierto para oboe, orquesta de cuerdas y continuo en Re menor", de Antonio Vivaldi, con Andrés Spiller como solista de un valioso trabajo, no solamente por los acusados contrastes de su contenido, sino por el diálogo que realizó con las cuerdas.

Spiller tuvo gran claridad sonora y musicalidad para frasear y recrear con ornamentaciones precisas las reiteraciones formales de la obra.

La primera parte del concierto finalizó con "Le streghe" (Las brujas) de Nicoló Paganini, que fue expuesta de manera magistral por el primer violín, Fernando Hasaj, abordando pasajes de gran virtuosismo y despliegue técnico,

La segunda parte de la función se abrió con el "Divertimento en Re Mayor (K136)", de Wolfgang Amadeus Mozart, hermosa partitura que fue un deleite escucharla en manos de especialistas.

El ensamble sonoro fue encomiable y logró una unidad de sentido y estilo en su interpretación.

En el último segmento del concierto, y a modo de recorrido cronológico por la vida musical del conjunto, se entremezclaron varios tangos de Astor Piazzolla.

Con exactitud rítmica fueron exponiendo "Muerte del Angel", "Escualo", "Adiós Noninno" y "Decarissimo", que hacían aumentar la efervescencia del auditorio, con la fuerza expresiva que solamente la Camerata genera en el público desde hace 40 años.

 

JUAN CARLOS TARIFA

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