" Captura tras la tragedia de Milla Michicó. El diario El País del domingo 12 de abril de 1903 publicó en Buenos Aires noticias de Chos Malal, la entonces capital de Neuquén, entre las cuales se informaba que por motivos de salud, "recién el 10 del mes de marzo pasado, pudo abrir la escuela la directora Petrona Landestoy...con 48 alumnos" a la vez que "Mateo Ulloa, cuya captura ha sido ordenada por el juez doctor Herrera, como autor del crimen de Milla Michicó, ha sido aprendido, esperándose que pueda descubrirse, si es que se despierta el celo de nuestra autoridades en presencia del comisionado (por llegar, Carlos Gallardo y su secretario Alejando Ghigliani), a los demás autores".

" Yerno de Olascoaga asesinado. Ni el apresado Ulloa era el único responsable del crimen de Milla Michicó, la norteña mina de oro neuquina, ni el asesinado era un simple minero. Se trataba del yerno del primer gobernador de Neuquén Manuel Olascoaga (el norteamericano Corydon P. Hall, descubridor en ese lugar del oro neuquino). El descubrimiento lo relató oportunamente el propio Olascoaga, testigo del hallazgo. Aunque casi no perdura la memoria detallada del crimen de Hall que se produjo en casa de negocio establecido en la zona minera por Salvador C. Trotta, se sabe que sumó la muerte de dos peones de este último. Sucedió en un momento casi telúrico para el gobierno territorial a cargo del ingeniero Ignacio Alsina y sus secuelas ayudaron a debilitarlo.

" La sociedad de las minas. Ya el 27 de diciembre de 1893 el yerno de Olascoaga constituyó la sociedad anónima Minas de Oro Milla Michicó que el "superior gobierno" aprobó el 29 de marzo de 1894. La presidió Amanson Hall, mientras que Corydon P. Hall fue su gerente. La sociedad familiar se dedicaría a la explotación aurífera y quedó liberada para emitir acciones una vez que formalizada su inscripción. Se cumplió el requisito en el Registro Público de Comercio Nº 8, libro 7º, el 11 de julio de 1894 y las primeras acciones (ver foto) se emitieron en octubre del mismo año.

" Alrededor de la muerte de Corydon. Nunca quedó claro quién mató (en la primavera de 1902) a Corydon P. Hall y a dos peones en Milla Michicó, lugar del lavadero del norteamericano. La situación del gobierno territorial a cargo del ingeniero Alsina, terrateniente en la zona de Las Lajas, tambaleaba, y aquel crimen en la zona aurífera empeoró el panorama en la sede chosmalense de las autoridades. Un emisario del gobierno central debió viajar a la capital neuquina -nada menos que Leopoldo Lugones- quien debió investigar varios desaguisados de Alsina y su equipo, y especialmente la fuga del criminal Lara, responsable del múltiple asesinato de la familia Mantero en Caleufú (hoy estancia de Ward Lay). El incriminado Lara fugó fácilmente de la cárcel de Chos Malal, y él lo contó en un reportaje (de El Diario) cuando llegó preso a Buenos Aires. Lugones echó al jefe de la cárcel y poco después a las autoridades policiales.

" Los parecidos Trotta y Corydon. Salvador C. Trotta era un poderoso comerciante de Chos Malal con negocios en la zona aurífera neuquina, y tenía el mayor acopio de oro que guardaba en su casa de aquella capital territorial, pero también era enemigo político del cuestionado gobernador Alsina y víctima de persecución. En cuanto al negocio del oro tenía cierta similitud con el empresario aurífero Corydon P. Hall. Pero no era el único parecido entre ambos. Con implicancia de la policía capitalina comandada entonces por el comisario Gómez, secundado por el comisario inspector Abel Chaneton, luego echados de las filas. La casa de Trotta fue tiroteada una noche y a raíz del episodio y su denuncia fue citado a la comisaría local donde insólitamente se lo dejó preso. Tales sucesos se verificaron a principios de noviembre de 1902 y como lo contó en Buenos Aires el propio Trotta al diario Tribuna (edición del martes 27 de enero de 1903), la fuga del criminal Lara y la inmediata libertad a su persona, era un plan siniestro porque "alguien encontró que el señor Hall tenía cierto parecido con mi persona". ¿Fue una confusión?

FRANCISCO N. JUAREZ

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