Domingo 16 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 35 > Sociedad
"Hago una vida normal"

De los 19 deportistas argentinos que participaron del Mundial en Tailandia, Lirio es el único que tiene un transplante de corazón. "La mayoría tiene trasplante de riñón, hígado o médula. El mío es de los casos más complicados para la actividad física porque se tiene una leve insuficiencia cardiaca comparado con alguien que tiene su propio corazón", cuenta.

¿Cómo es?

Como no tengo los nervios conectados, empiezo a correr y el corazón tarda más tiempo que lo normal hasta que entiende que tiene que bombear más sangre. Para bajar las pulsaciones pasa lo mismo; porque no tengo los nervios simpáticos y parasimpáticos, que son los que regulan la frecuencia. Estos no están conectados porque los nervios no se regeneran. Incluso cuando estoy en reposo tengo las pulsaciones un poquito más altas que una persona normal.

¿Eso te limita físicamente?

No. Al margen de sentir eso, puedo hacer de todo: fútbol, natación, bicicleta... En la exigencia no hay problema, para nada. Sólo tengo que hacer una buena entrada en calor de 20 minutos. Al principio me falta un poco el aire hasta que se regula y después ya estoy bien, no tengo drama. Es más, estoy entrenando con un grupo que hace triatlón y no hay inconvenientes.

Después del trasplante, Lirio continuó viviendo un tiempo en Junín de Los Andes pero luego se mudó a Buenos Aires para hacer el Profesorado de Educación Física. "Tenía que viajar a Buenos Aires cada tres meses para hacerme ver en el Favaloro. Y a veces debía quedarme una semana o diez días. Entonces decidí instalarme en Buenos Aires para evitar viajar y no faltar a las clases en Neuquén", cuenta y deja entrever que, además, hay otros motivos por los que se instaló en Capital Federal: "Una de las cosas que necesitás es independizarte para evitar la sobreprotección". Su familia permanece en Junín de Los Andes y él tiene planeado volver allí, aunque dentro de unos años.

¿Cómo es tu vida actualmente?

Normal. Antes me hacía todo tipo de estudios para ver si estaba rechazando o no el transplante. De acuerdo a los resultados, se va bajando la medicación hasta un punto que no se baja más y se mantiene la medicación de por vida (unas 32 pastillas por día). Como me bajaron la a mínima cantidad de gramos las pastillas, ya no me hacen más la biopsia cardiaca.

¿Seguís en contacto con los familiares del donante?

Sí. Chateo con los hijos. Uno tiene 14 años y el otro 21. Nos llevamos bárbaro. Es rarísimo, sobre todo para ellos: chatean con la persona que tiene el corazón de su padre. No debe ser fácil para ellos, pero me re quieren. (ABA)

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