Domingo 16 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 43 > Cultura y Espectaculos
LA PEÑA: Los tucumanos más tucumanos

El negro Romero se negaba sistemáticamente a los cambios bruscos en los instrumentos. Siempre decía que la guitarra criolla era guitarra criolla, que el bombo era bombo y que los Tucu Tucu eran los Tucu Tucu, así, como la gente los conoció, con esta indumentaria, con estos instrumentos. "Si cambiamos nos vamos a parecer a otros y queremos seguir siendo nosotros, desde las voces hasta los instrumentos".

Una vez le preguntaron cómo se definiría o cómo definiría al grupo folclórico que él había creado y dijo "somos los tucumanos más tucumanos".

La columna vertebral del folclore tradicional se quedó sin el único grupo de este género que estaba en plena vigencia. Con la muerte de Ricardo Romero y Héctor Bulacio, el grupo prácticamente desaparece, no por que los integrantes que quedaron no tengan el espíritu de los Tucu Tucu, sino porque la tragedia fue tan dura que lo más probable será que éste sea el final de la rica historia del grupo tucumano.

Junto a los Cantores del Alba, Los Fronterizos y Los Chalchaleros, los Tucu Tucu fueron los grupos folclóricos más tradicionales de la Argentina y los tucumanos eran los únicos vigentes que tenían dos de sus integrantes originales.

La música argentina, los exponentes de esta mezcla de romance con pasión, perdieron a los hijos pródigos de una provincia generadora de talentos musicales, pero profundamente enamorada de sus Tucu Tucu.

Todo es cuestionable en Tucumán, todo es criticable, menos los Tucu Tucu, convertidos en algo así como intocables para su gente, en ídolos totales.

Murieron en su ley, de un escenario a otro, porque la vida de los Tucu fue eso, vértigo, viajes interminables, escenarios, luces, aplausos y afecto. Arriba y cuando las luces se encendían, lo suyo era romance, era zamba de amor y mar, era el canto hecho piel, era decirle a todos que "esta noche no voy" porque un escenario diferente los invitaba.

Los Tucu eran éxito también, eran una cosecha interminable de aplausos, una cosecha cargada de miel de caña, esa que su mismo Tucumán ofrecía al mundo como fruto del esfuerzo.

Eso eran los Tucu, eran parar la euforia de un festival y decir: "Bueno, silencio que estos son de los que saben conmover", como cuando hacían el tema "tristeza del por qué" y el silencio se apoderaba del festival más enérgico.

Y no los pierde Tucumán, los pierde el país, los pierde la música, los pierde el género que supieron llevar con orgullo por el mundo. Las tapas de los diarios el día después de la tragedia no sólo mostraron el dolor en la Argentina, también lo hicieron en Chile, en Perú, en Bolivia, porque eran casi un producto latinoamericano. Fueron a España, a Alemania, a Rusia, donde comprobaron que la música no tenía límites, según dijo en su edición del lunes el diario "La Gaceta".

Romero y Bulacio murieron en circunstancias similares a otros cantores populares, como Hernán Figueroa Reyes, Jacinto Piedra, Los de Imaguaré, Tamara Castro, Cacho Iriarte de Los Del Suquía y Jorge Cafrune.

Como dijimos hace tiempo, seguramente hay fiesta en el cielo, con el "Negro" López, con Tutú Campos, con Tamara Castro, porque la música de los Tucu seguirá sonando por siempre, aunque no los volvamos a ver en un escenario.

 

JORGE VERGARA

jvergara@rionegro.com.ar

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