La Corte Suprema de Justicia de la Nación acaba de dictar un fallo a favor del diario "Río Negro" y de la libertad de expresión que tiene proyección histórica para la sociedad argentina, porque contribuye a afianzar la vigencia de las instituciones al poner límites a la discrecionalidad del poder político y al resguardar el papel de la prensa en una sociedad pluralista. Además, indirectamente, el pronunciamiento pone de relieve por sí mismo la importancia de una Justicia independiente en el sistema democrático.
No en vano, prensa y Justicia han sido los blancos principales de la ofensiva autoritaria protagonizada en los últimos años por el gobernador Jorge Sobisch, ofensiva cuyo único, módico, propósito ha sido afirmar su proyecto personal.
En diciembre del 2002 este diario difundió que el gobernador de la provincia pretendía cubrir vacantes del Tribunal Superior de Justicia con profesionales de su amistad o cercanos al partido de gobierno y que, a raíz de que no contaba con el quórum necesario para imponer ese objetivo en la Legislatura, se pretendió pagar al diputado de la oposición Jorge Taylor para que se sentara en el recinto. La información surgió, precisamente, de la denuncia efectuada por ese legislador, entonces miembro del bloque de la Alianza, que había grabado con una cámara oculta el presunto intento de soborno de que habría sido objeto por parte del entonces vicepresidente primero de la Cámara, el emepenista y pariente del gobernador Osvaldo Ferreyra, y por el propio Sobisch.
Bastó que "Río Negro" publicara el escándalo para que el gobierno, en medio de una serie de desbordes verbales y escénicos protagonizados por sus principales referentes "han despertado a la bestia", dijo entonces Oscar Gutiérrez, le quitara totalmente a este diario la publicidad del Estado, que recibía desde hacía muchas décadas por ser el más antiguo y el de mayor circulación en la provincia y en la Patagonia.
No fue sólo eso. El gobernador cortó drásticamente las fuentes de información a los periodistas de este diario, negándose de ahí en más a recibirlos e instruyendo a sus principales colaboradores, así como a los legisladores del oficialismo y de los partidos amigos, para que hicieran lo propio.
Paralelamente a la aplicación de estos castigos, premió al diario de la competencia y a la radio que pertenece al mismo grupo económico íntimamente vinculado con el gobernador con generosas porciones de publicidad oficial y canilla abierta en materia de información, no sólo en relación con los temas de su estricto interés sino también con aquellos de evidente relevancia pública.
Por si fuera poco, Sobisch aprovechó cuanta oportunidad se le presentó, en discursos pronunciados aquí y allá, y en incontables conferencias de prensa, para atacar e insultar a los periodistas de este diario, de su director para abajo.
Aunque por desgracia Sobisch no es la excepción entre los gobernantes de este país los ataques y condicionamientos a la libertad de expresión son regla en la Argentina de hoy, luego de pasar revista a los hechos enunciados resulta difícil hallar una expresión más descarada de arbitrariedad por parte de un gobernante en su relación con la prensa, al menos desde la última dictadura militar.
El hecho de que Sobisch emprendiera tamaña ofensiva al ponerse en blanco sobre negro su intención de lograr un Tribunal Superior complaciente no es para nada casual. En democracia son fundamentalmente la prensa y la Justicia, cuando se comportan de manera independiente, las encargadas de poner dique a la discrecionalidad del poder; una, haciendo transparente lo que se pretende ocultar y la otra, cerrando el paso a la impunidad.
No por nada inmediatamente que el gobierno logró mayoría en la Cámara se libró a instalar una Justicia subordinada a sus propósitos y ciega ante sus desatinos. Sobisch reconoció en la cámara oculta que éste era uno de los requisitos para consumar su proyecto de poder. No lo dijo allí, pero ahora es bastante evidente que el otro era disponer de una prensa servil y mercenaria.
Por fortuna "Río Negro" tuvo espaldas para aguantar. Fundamentalmente, porque ejerce un periodismo basado en convicciones éticas y en su independencia de criterios, lo que le permite contar con la valiosa credibilidad de sus lectores. Hay que decirlo también: este diario no estuvo solo frente a la escalada autoritaria; no son pocos los que saben que no es posible quedarse de brazos cruzados cuando el poder avanza sobre las instituciones y la libertad de expresión, porque los que siguen son ellos mismos.
Ahora la Corte acaba de poner las cosas en su sitio. Ha dejado en claro que el gobierno el de Sobisch y cualquier otro no puede utilizar la publicidad oficial "como modo indirecto de afectar la libertad de expresión". Y también ha sentado jurisprudencia sobre el hecho de que "es deber de los tribunales proteger los medios para que exista un debate plural sobre los asuntos públicos", ya que eso constituye "un presupuesto esencial para el gobierno democrático". Esto último ratifica en particular lo que el fallo expresa por sí mismo: la importancia de un Poder Judicial independiente.
Con todo lo que tiene de tranquilizador para la sociedad verificar que la Justicia existe, es preciso admitir que ésta ha tardado un plazo prolongado para pronunciarse sobre un tema tan esencial como candente.
Ha querido el azar que el fallo llegara en medio de la campaña para las elecciones presidenciales del próximo 28 de octubre, en las que se halla empeñado como candidato el gobernador de esta provincia.
Infestada como está nuestra realidad de interpretaciones conspirativas, muchas veces interesadas, no ha faltado quien especulara sobre el momento en que se produjo el pronunciamiento, dando a entender que en este terreno tampoco hay casualidades. Pero, a diferencia de lo que ocurre en Neuquén, el Ejecutivo nacional se autolimitó al proponer a los jueces del alto tribunal y, eventualmente, llegado el momento Kirchner también tendrá que someterse a su arbitrio.
En realidad, vistas así las cosas, el fallo no podría ser más oportuno. Ahora los ciudadanos de todo el país que no han fijado residencia en esta provincia pueden conocer realmente cómo se ha preparado durante toda su vida quien pretende gobernar la Argentina.
HECTOR MAURIÑO
vasco@rionegro.com.ar