Votan hoy los municipios en Río Negro. Otro turno y falta aún el tercero: la elección nacional del 28 de octubre. Antes, en un mes, votará Roca y cerrará en diciembre San Antonio.
Si las elecciones fueran su único componente, Río Negro debería garantizar democracia plena en el 2007. Pero otros elementos desacreditan esa calidad ficticia.
La contracara institucional: la Legislatura registra apenas siete sesiones ordinarias en ocho meses, es decir, una cada 35 días.
Río Negro cayó en el debilitamiento nacional del sistema de partidos políticos. El oficialismo se amarró al kirchnerismo, su presente partidario está intervenido y su futuro es incierto. Con más dudas que certezas, la UCR nacional busca hacer pie con su mandato orgánico, y el Frente no se consolida como fuerte oposición. Las otras agrupaciones siguen desarticuladas por ambiciones propias o por acciones oficiales.
Parte del poder se escribirá también con los resultados comunales de hoy. Ya mañana emergerán las estrategias nacionales. Vencerá el sábado la presentación de las listas de diputados y de senadores.
El oficialismo dio a conocer las suyas en la Justicia cuando adelantó sus tiempos para enfrentar las consecuencias de la intervención a la UCR rionegrina que llegó posteriormente.
El Frente para la Victoria tiene resuelta su boleta, pero habrá cambios. Ignorando a SUR, el PJ y el arriaguismo se repartieron espacios entre sí. El intendente Alberto Icare amenazó con abandonar esa alianza si no existía reconocimiento a su sector. Por ahora, la lista consigna a Jorge Cejas y Lorena Rossi en Diputados, mientras que Miguel Pichetto y María José Bongiorno hacen lo propio para el Senado.
La advertencia de Icare no fue en vano. Sobrevuela un elemento adicional: los revitalizados contactos del jefe comunal con el ex gobernador Pablo Verani, el candidato a senador deseoso de recuperar viejas lealtades.
Ahora, Julio Arriaga resignaría el espacio de Rossi, favoreciendo a la icarista Arabela Carreras. Esta cesión mantiene interrogantes internos, pues hay quienes estiman que Icare igual tiene su destino marcado: regresar a la sociedad con el gobierno provincial.
Oficialistas y frentistas veneran la misma fórmula kirchnerista de Cristina Fernández y Julio Cobos.
La oposición tiene mucho todavía por construir. La intervención del radicalismo que sostiene la dupla Lavagna-Morales reunirá el martes a la dirigencia alineada para fijar las prioridades provinciales con sus socios del MID y del PPR. Deberá cerrar sus listas, que prevé a Fernando Chironi en cabeza de Diputados y de Claudio Lueiro en la boleta del Senado. Esta postulación también la pretende el MID, pero difícilmente pueda desplazar al más cotizado peperreísmo.
La UCR orgánica concentra un gran desafío: capitalizar el rol opositor al kirchnerismo en Río Negro y captar los votos de rechazo a Cristina Fernández. La tendencia favorable a la dupla K oscila entre un 50 a 55%. El resto es un segmento electoral por sembrar. Metas que también seducen a los seguidores de Elisa Carrió, Ricardo López Murphy y Jorge Sobisch.
La estrategia radical tiene una marcha exclusiva: nacionalizar el debate. Poco se ocuparán de pulsear con la dirigencia provincial, dicen. Esa decisión paralizó dos acciones: la intimación y la intervención a los comités seccionales que no adhieran a la posición lavagnista; y el Comité Central no avanzará por ahora en mayores sanciones a los radicales díscolos de Río Negro.
"Si se es radical no se puede apoyar a Kirchner. Hay que trabajar en esa contradicción en la provincia", delineó Chironi a los suyos. Un lineamiento teórico que se piensa solventar con Raúl Alfonsín, Morales y Lavagna, que llegarán en setiembre y octubre con ese mensaje orgánico.
Hay razones que justifican el desconcierto y la vacilación del oficialismo provincial.
No hay dudas por ahora de que la lista de Pichetto captará el mayor caudal de los votos que capitaliza la boleta de Cristina. Hay menos razones de que un voto al Frente en la elección de mayo se oponga en octubre a elegir la fórmula K, que las motivaciones que un radical disponga para acompañarla.
Verani saldrá con otro enfoque: su presencia en el Senado será la protección de los intereses rionegrinos. Defenderá su pertenencia radical y, por eso, se mostrará inicialmente lejos de los K.
"La campaña, más que provincializarla, hay que municipalizarla", es el primer mandato. Habrá acompañamiento de Saiz, pero más presencia con los intendentes.
En la adversidad, otra jugada despunta el oficialismo. La imposición de la lista de Verani-Scalesi, más allá del rechazo a la fórmula K. Una jugada que requiere sigilo y, en consecuencia, será acotada.
El gobernador ni quiere hablar de la maniobra. Ocurre que Casa Rosada quedó sensible con la deserción del kirchnerismo del gobernador catamarqueño, el radical Eduardo Brizuela del Moral. Fue el primer triunfo K en marzo cuando el mandatario integró a su fórmula con la justicialista Lucía Corpacci. Hace algunos días, Brizuela abandonó al kirchnerismo para las elecciones nacionales. Aportó sus motivos que el poder no entendió. Kirchner frenó un viaje a la provincia y quedó en "suspenso" una licitación de Nación para un dique por 380 millones de pesos, prometido oportunamente por el presidente.
Mucho cuidado para tan poco. Es cierto que la Nación transmitió 50 millones a Río Negro, pero es un adelanto que se descontará en los próximos cinco meses. En cambio, la política salarial de Nación sí reabre frentes en Río Negro. El último lo constituyó la suba de las asignaciones familiares cuando la provincia no concluyó aún con la ejecución de los acuerdos anteriores.
La sensibilidad financiera-salarial se mezclará peligrosamente con la inestabilidad originada en las confirmaciones y recambios que proyecta la segunda gestión de Saiz.
Fiel a lo suyo, el gobernador poco ha dicho. Pero, en esa escasez, una simple expresión multiplica las ansiedades ajenas.
"Voy a cambiar medio gabinete", adelantó en su círculo íntimo. Siete ministros y dos secretarios lo conforman. Dos partidas son obvias: Iván Lazzeri y Adriana Gutiérrez asumirán sus bancas legislativas. Las otras ingresan en las especulaciones.
Daniel Agostino y Carlos Sánchez mantienen sus posibilidades en Gobierno cuando en Salud se evalúan los ascensos de Sergio Wisky y de Daniel Chiosso (los directores de los hospitales de Cipolletti y de Viedma), con compromisos en áreas subalternas para Alcides Pinazo y Cristian Gorritti.
Pablo Verani, Juan Acattino, Francisco González y Gabriel Savini seguirán en el gabinete, evaluándose algunos enroques.
¿Dos de los tres restantes ministros serán los recambios? César Barbeito confesó a los suyos que no quiere seguir en Educación y detecta futuros problemas financieros y gremiales. Saiz piensa. La evaluación alcanzan a Alfredo Pega en Familia y Oscar Contreras en Turismo. Dos datos: Barbeito dejaría Educación, pero no necesariamente el gabinete, y la diputada María Inés García es potencial candidata ministerial.
Otro esquema se sumará: el Ministerio de Trabajo, prometido a la CGT, y se promocionaría al actual secretario Ricardo Ledo.
Saiz tiene líneas generales, pero no definiciones ciertas. Los cambios parecen imponerlos un dilema que contradice su naturaleza: un gobernante queda en la historia por lo que hace, pero también por lo que no hace.
ADRIAN PECOLLO
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