os escollos para el gobierno, justo cuando la dispersión de sus adversarios se torna irreversible, están en su propio seno.
Soporta rebeliones sociales con gran virulencia en Santa Cruz, la tierra donde construyó su poder el matrimonio presidencial, denuncias de negociados, despidos indecorosos de funcionarios de primer nivel como Felisa Miceli y agrias reyertas con firmas como Shell.
La disputa podría ser terminal, si la cuestionada secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, concreta esta semana su determinación de impulsar el cierre de la refinería de la compañía angloholandesa de Dock Sud, donde se refina el 14% de los combustibles del país.
Sin embargo, nada parece mellar la chance de Cristina Kirchner para el 28 de octubre.
Casualidad o no, los pasos opositores se van encaminando hacia callejones sin salida.
Naufragó el intento por juntar a Elisa Carrió y Ricardo López Murphy.
Explotó el peronismo anti K reunido en Potrero de Funes: Carlos Menem sucumbió en La Rioja (hasta en Anillaco le dieron la espalda) y la de por sí escuálida oferta de ese sector se partió en dos.
Roberto Lavagna, se ve, tiene dificultades en remontar en las encuestas, aliado al sector formal del radicalismo, que pivotea en las sombras Raúl Alfonsín.
La nueva estrella no kirchnerista del firmamento político, Mauricio Macri, no sólo decidió abroquelarse en el distrito porteño que con tanta amplitud ganó en junio, sino que brindó un apoyo amarrete a su aliado López Murphy, pensando en su proyección para el 2011. Y, gran paradoja, al dejar trascender que ha convocado como futuro ministro de Seguridad y Justicia al magistrado federal Guillermo Montenegro, humedeció la mecha de la investigación para esclarecer el "caso Skanska", por el que ya fueron procesados Fulvio Madaro y Néstor Ulloa, de Enargas y Nación Fideicomisos, respectivamente.
Carlos Stornelli, el fiscal de esa causa en la que se descubrieron facturas truchas y supuestos sobreprecios en obras de gasoductos, ha sido tentado por Daniel Scioli, para ponerse al frente de la lucha contra la delincuencia, si es que éste gana la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Al ex motonauta le sonríen los sondeos.
Si Stornelli y Montenegro finalmente deciden dejar la Justicia, en lugar de seguir sometidos a "la señora con ojos vendados", se subordinarán a nuevos jefes políticos. Uno, Scioli, es el hombre que junta votos para asegurarle a Cristina salir airosa en primera vuelta. El otro, Mauricio (que es Macri), quizá para obtener fondos que hagan viable la autonomía de la ciudad, demostraría que en este turno está resignado a someterse a la hegemonía K. Es decir, la enrevesada causa por corrupción que tantos dolores de cabeza aparejó al ministro de Planificación Julio De Vido, sufriría un inevitable estancamiento.
Hoy habrá dos elecciones provinciales importantes. En una, en Córdoba, el oficialismo de la Rosada, luego de meditarlo mucho, se decidió por Carlos Schiaretti, del PJ, y le aportó al ex basquetbolista Héctor "Pichi" Campana.
Schiaretti, hoy segundo de José Manuel de la Sota, es el favorito. Luis Juez, adherente a K desde el frustrado transversalismo, marcha segundo, pero uno de los suyos Luis Giacomino podría sucederlo, en compensación, en la intendencia de Córdoba capital.
Si se confirman los pronósticos, Mario Negri, el radical que aspira la gobernación con la venia de tres que van por la presidencia Carrió, López Murphy y Lavagna, estará tercero en el podio.
El viernes, según pudo saber "Río Negro", a Kirchner le cayeron pésimas algunas declaraciones de De la Sota al diario "Clarín", en las que éste dijo que votaría a Cristina pero que le "hubiese gustado una fórmula peronista", en clara crítica al radical Julio Cobos, número dos del binomio de la Concertación. Además, insinuó que podría articular en el futuro a un justicialismo unificado.
"Qué gallego malparido. No sólo cuestiona la fórmula, también se postula para 2011... es un traidor", se escuchó rezongar a un alto jerarca K que, tardíamente, se autorreprochó no haber dado todo el respaldo a Juez.
La alianza de Kirchner y De la Sota dos figuras que siempre se recelaron es de mutua conveniencia, como no podría ser de otra manera. El eje predominante sigue siendo el peronismo, que llevó incluso al presidente a entenderse con su ex detractor Juan Carlos Romero, en Salta. Eso sí, no se muestran juntos en actos públicos.
En Santa Fe, pese a los últimos registros del sociólogo Julio Aurelio, el socialista Hermes Binner aventajaría al ex canciller Rafael Bielsa, al que auxilió Kirchner el miércoles, aun a riesgo de que lo acusaran de estar violando la ley electoral de esa provincia. Como es difícil que se produzca un milagro, en la Rosada no se pelean con Binner, quien también está cerca de Carrió.
Entretanto, Cristina quiere hacer buena letra y empezar a distinguirse de su esposo. ¿Lo logrará? El martes estará en IDEA, el foro que Kirchner ignoró y hasta despreció. Hay que recordar que en el 2005 echó a Lavagna después de que asistiera a un coloquio de esa entidad en Mar del Plata.
No todo es blanco o negro. La senadora promete defender un superávit del 4% y el modelo de crecimiento con inclusión social, algo ponderable. Y además, a diferencia de su marido, asegura que tratará mejor a los empresarios y, para captar inversiones, privilegiará la relación con la canciller alemana Angela Merkel, a quien considera el verdadero poder europeo.
Dicen que Cristina escucha los consejos del ex presidente del Banco Central. Mario Blejer ha sentenciado que "no hay que comprar un auto nuevo" sino "hacer chapa y pintura". Si acepta sus consejos, es de presumir que habrá esfuerzos inmediatos para pagar la deuda al Club de París y arreglar con el FMI, cuyo nuevo presidente, el socialista Dominique Strauss-Kahn, tendrá mañana un "tete a tete" con Kirchner.
ARNALDO PAGANETTI
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