Miércoles 05 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 31 > Sociedad
A diez años de su muerte, perdura el recuerdo de la Madre Teresa

CALCUTA, India- A diez años de la muerte de Madre Teresa, ocurrida el 5 de setiembre de 1997, su recuerdo reconforta más que nunca a los pobres, enfermos y moribundos de Calcuta en India, a los cuales la religiosa consagró su vida. "Es más poderosa que antes", declaró a la AFP la hermana Nirmala, sucesora de Madre Teresa a la cabeza de la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta.

Vestida como su ilustre predecesora, con el famoso sari de algodón azul y blanco, la monja de 73 años asegura: "sentimos su presencia en todo lo que hacemos".

"El trabajo que hizo Madre Teresa es el de Dios. Nosotros lo continuamos gracias a las plegarias y bendiciones que nos envía desde el cielo", añade, desde la sede de la congregación ubicada en el corazón de la ex capital del Imperio británico de las Indias, ahora estado indio de Bengala Occidental (este).

Nacida bajo el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu en Skopje (Macedonia) el 26 de agosto de 1910, Madre Teresa era una religiosa católica de origen albanés, que llegó como novicia a India en 1929.

Con 18 años ingresó en la Orden de Loreto, a la que abandonó en 1948 para fundar las Misioneras de la Caridad.

Tras consagrar su vida a los pobres, enfermos y moribundos de los barrios desfavorecidos de Calcuta, ciudad símbolo de la miseria en India, recibió el premio Nobel de la paz en 1979.

El papa Juan-Pablo II la beatificó en octubre de 2003, sólo seis años después de su muerte. Enterrada en Calcuta (obtuvo la nacionalidad india en diciembre de 1951) la célebre religiosa está en proceso de ser canonizada.

Sin embargo, quien se convertirá en Santa Teresa dudaba de la existencia de Dios y sufría en su fe, según revela su correspondencia publicada recientemente.

Pero en los hogares que fundó en Calcuta, su memoria está más que nunca presente. "¡Amo a vuestra Madre!", exclama Sibani Kar, una mujer ciega y esquelética, encontrada errando por las calles tras haber sido expulsada de su casa por sus hijos.

Diez años después de su muerte, "Madre Teresa sigue aquí, la sentimos todos los días, como si estuviera en el aire", afirma Melena Pita, una voluntaria española. (AFP)

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