Miércoles 05 de Septiembre de 2007 Edicion impresa pag. 44 > Cultura y Espectaculos
Un contrabajo de oro en la cordillera
Después de pasar por París y Buenos Aires, el músico se instaló en Bariloche. Hoy hará su primera presentación de tango en un evento privado. Además, quiere abrir un instituto de arte.

Roberto Torno volvió a Bariloche para radicarse y dar un giro a su carrera musical tras 20 años de trayectoria en París y otros escenarios europeos donde brillo con luz propia. Antes de retornar a la cordillera hizo una escala de tres años en Buenos Aires compartió escenarios con Gustavo Beytelman, Juan José Monsalini, Cristian Zarate, Pablo Agri y Horacio Romo; se incorporó como músico estable al programa "Zarpando Tangos", de Miguel Fernández, y fue solista de la Orquesta de Tango de Buenos Aires.

Quienes compartieron sus primeros pasos artísticos en los años de la adolescencia lo recuerdan como un músico precoz y talentoso, "que se tocaba todo", y le arrancaba sonidos increíbles a cualquier instrumento. Hoy su extensión expresiva es el contrabajo, instrumento que ejecuta con una sensibilidad exquisita. "El resto lo toco por gusto y para componer uso la guitarra y el piano" confió a "Río Negro".

Regresó a la Argentina porque sentía que su arte se perdía dentro del consumismo europeo. "El tango en Europa se transformó en un fenómeno de consumo masivo y en lo artístico me siento más valorado acá" explicó. Llegó cargado de proyectos y ya puso en marcha los primeros.

Realizó con éxito dos presentaciones de un ciclo exquisito de jazz que comparte con "Chingolo" y Carlos Casalla, junto a otros talentosos músicos locales.

Hoy hará su primera presentación de tango en un evento privado organizado por el Hotel Aldebaran y las bodegas Salentein, en Península San Pedro.

Además comenzó a gestionar ante la Nación y la provincia de Río Negro dos ambiciosos proyectos para instalar en Bariloche un instituto de arte de proyección internacional que involucrará al Camping Musical Bariloche.

¿Para qué volviste?

Vine a hacer mi primer disco solista. En Europa no pude parar de trabajar para los demás y me vine a empezar mi carrera solista en Bariloche".

¿Tu inspiración ancla en el tango o va más allá?

Lo mío es la fusión, compongo dentro de todos los géneros con influencias de folclore, jazz, clásico, candombe y todo lo adquirido en 35 años de músico".

Una carrera solista con un instrumento como el contrabajo es todo un desafío

Sí, porque es un instrumento nuevo con relación a cualquier otro instrumento, es muy moderno y hay muy poca bibliografía, muy poca música para tocar, entonces está todo para hacer. En el tango tiene un rol muy importante".

¿Y cómo proyectás tu arte en Bariloche?

En Europa toque con grandes músicos y me formé con grandes maestros, pero no podía parar. Lo que asimilas lo llevas puesto y llega un momento en que parás de asimilar y comenzar a sacar. Volví sin ninguna pretensión de gloria musical ni de dinero, tengo la suerte de ser músico y con eso me siento muy agraciado".

Roberto Tormo emigró a Italia en los '80 para estudiar contrabajo, con la intención de dedicarse al jazz. En Roma el maestro Bucarella lo rechazó porque es zurdo y su intervención en una orquesta sinfónica podía ser antiestética. Esta primera frustración lo obligó a trasladarse a París donde comenzó trabajar en el único reducto de tango que había por entonces, "Trottoires de Buenos Aires" (veredas de Buenos Aires), un salón que contaba entre sus fundadores a Susana Rinaldi y Julio Cortázar.

Allí permaneció siete años como músico estable y forjó un lazo indisoluble con el tango.

En París tomó clases con los maestros Chavert y Jean François, y además se perfeccionó en el instituto de Nadia Boulanger y François Rabath.

"Tuve la suerte de hacer un postgrado con el gran maestro (Rabath) que cambio la técnica de cien años del contrabajo y esa es una joya que traje a Argentina".

"Llegué al tango porque conseguí trabajo y el tango me separó del jazz, que pasó a ocupar otro lugar en mi vida (artística). El tango tiene un poder de atracción muy grande para un músico, los grandes directores contemporáneos dicen que es la música de cámara más expresiva del mundo. Es una música que te tiene en vilo todo el tiempo y es el fenómeno cultural más importante de la Argentina".

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