El gobierno tuvo una semana llena de sobresaltos y, sin embargo, salvo el intento postrero de Elisa Carrió para acordar con Ricardo López Murphy -que hizo agua cuando "Lilita" dijo que su "límite moral" es Mauricio Macri-, no se visualiza todavía que la oposición vaya a lograr levantar una cabeza capaz de sobresaltar a Cristina Kirchner.
Es que si uno se ajusta al razonamiento atinado de Hilda Duhalde -enemiga declarada de Cristina- estarían dadas las condiciones para que haya una segunda vuelta tras la elección del 28 de octubre. Recordó "Chiche" que en las legislativas de 2005, en el apogeo del kirchnerismo, la primera dama cosechó el 46 por ciento de votos en la provincia de Buenos Aires y un 38 en todo el país.
Es decir, que si el oficialismo no alcanzase dentro de 56 días el 40 por ciento (con 45 se consagraría automáticamente), alguno de sus rivales -Carrió y Roberto Lavagna son los que tienen más chances- estaría habilitado para subirse de inmediato a un escenario de polarización para definir quién será el presidente o presidenta hasta 2011.
¿Qué pesarán más? ¿Las falencias institucionales, los actos de corrupción e intolerancia social o las relativas mejoras económicas cristalizadas en rimbombantes anuncios?
Es que la violencia desatada en Santa Cruz, donde el obispo Juan Carlos Romanín advirtió sobre el peligro de que "la gente llegue al extremo de hacer justicia por mano propia", se da cuando hay un gran consumo y mejoras en los bolsillos de las clases bajas y medias, y en momentos en que la desocupación registra el 8,5 por ciento, el mejor de los últimos 14 años.
El descenso en el desempleo a menos de un dígito debería hacer caer la doble indemnización, lo que tranquilizaría a los empresarios. El jefe de gabinete, Alberto Fernández, sostuvo que no se requiere de un decreto, pero que lo habrá si es necesario para clarificar la situación y el estado de duda que crearon algunas declaraciones del ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
Pero también asoman nubarrones en lo económico: la actividad industrial sigue retrocediendo y el gasto público se sigue desbordando en plena campaña.
En la Rosada explican que el aumento del gasto que genera el 40 por ciento de mejora en las asignaciones familiares y las modificaciones al mínimo no imponible, se convertirán en una suerte de "mini aguinaldo" imprevisto con los haberes de septiembre. Y juran que en una gestión "cristinista" se mantendrá el superávit fiscal, una vez pasados los últimos cimbronazos financieros internacionales.
Sin embargo, la campaña electoral dispara más gasto y por decreto: apelando a su frecuente recurso de los DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia), Kirchner acaba de establecer que el Presupuesto subirá en más de 14.000 millones de pesos, con el fin casi exclusivo de asignarle al ministro De Vido fondos frescos.
Ni Kirchner ni Cristina salieron a defender en público el "alocado" comportamiento del ex senador K Daniel Varizat, quien embistió con su camioneta a un grupo de personas que lo insultaban y no lo dejaban pasar. El único que justificó su proceder calificándolo de "un error" fue el senador Miguel Pichetto, avivando la indignación del gobernador santacruceño Daniel Peralta, quien vio alterada la paz en su provincia. Por ello apeló a parte de los fondos que Kirchner puso a buen resguardo en el exterior para disponer mejoras en los sueldos, y a la intermediación salvadora de Romanín. El obispo contuvo a los sectores más duros, los ligados al Partido Obrero, pero a la vez impulsó un foro multisectorial para que "no nos manejen más desde Buenos Aires y algo nuevo nazca".
Cristina irá al coloquio de IDEA para hablar del modelo productivo, la concertación y un proyectado acuerdo social. Mucho de su poder está basado en la cantidad de voluntades que pueda acercarle en la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.
El candidato a gobernador hace malabares para resistir los embates del kirchnerismo y del peronismo ortodoxo, que trata de acotarlo y designarle a sus principales colaboradores. El ex motonauta, que supo ser leal sucesivamente a Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, se acomoda a la personalidad de Cristina, aunque parece no querer ceder ciertos resortes. Por ejemplo, estaría por ofrecerle la titularidad del Banco Provincia a Guillermo Francos, un dirigente que militó con Domingo Cavallo y hoy está en las empresas de Eduardo Eurnekian. Habrá que ver el desenlace de esa pulseada para calibrar su autonomía.
Por el lado del peronismo anti K, están los que hacen leña caída del árbol que fue Menem y, según aceptó con resignación uno de los participantes del foco que pretendió irradiarse desde la localidad puntana de Potrero de Funes, es lamentable ver cómo dos dirigentes, uno con "más billetera" que el otro, "se pelean por las migajas".
ARNALDO PAGANETTI
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