SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- En plena madrugada, el fuego empezó a tomar forma y en pocos minutos destruyó por completo la vivienda. Todo era desesperación y la ayuda tardaba en llegar. En el medio, dos hermanitos, de tres y un año y medio, habían quedado atrapados por las llamas en el primer piso de la vivienda y lograron ser salvados por su niñera, que los bajó por una ventana.
El siniestro ocurrió en la madrugada de ayer en San Martín y puso en evidencia, una vez más, la necesidad de instalar un nuevo cuartel o destacamento de bomberos, que permita acudir a llamados provenientes de la extensa zona urbana entre Chacra 4 y el aeropuerto Chapelco. Ocurrió en el barrio Nahuilén, ubicado a unos 12 kilómetros del céntrico cuartel de los Bomberos Voluntarios local. El llamado de auxilio fue recibido por la guardia a las 0.18 de anoche, y a las 0.23 ya se había despachado la primera
dotación, que arribó al lugar a las 0.42. A partir de entonces se hizo el primer ataque al fuego, mientras se solicitaba la presencia de otras dos dotaciones. Para entonces, los vecinos de la familia Cristiansen, que al cabo perdió todas sus pertenencias, habían colaborado en un desesperado intento de controlar las lenguas de fuego, con el acarreo de baldes y el uso de mangueras caseras improvisadas. Por cierto, los esfuerzos resultaron vanos.
En el rescate de las víctimas se vivieron momentos de desesperación. Según el relato de vecinos, en la casa estaban tres hermanitos acompañados por su niñera. Cuando empezaron las llamas, una nena de 8 años pudo salir rápidamente por la puerta, pero sus dos hermanitos, de tres y un año y medio, quedaron atrapados en el primer piso con la niñera. Pudieron salir porque la mujer los tomó de los brazos y, a través de una ventana, se los entregó a vecinos que los auxiliaban desde abajo. Siempre según el relato de testigos, los nenes, que viven con su madre, en ese momento estaban al cuidado de la niñera. Advertidos de que era virtualmente imposible salvar la vivienda, los bomberos concentraron sus esfuerzos en contener el siniestro para que no avanzara a las casas vecinas, en las
que se vivían momentos de angustia. La labor dio resultado y permitió ceñir las llamas a la propiedad siniestrada, para luego lograr la extinción total del fuego. Como se apuntó, las pérdidas materiales fueron totales.
Pero el dramático cuadro puso en evidencia para los vecinos una sensación de desamparo, si se tiene en cuenta la distancia que media entre su barrio como tantos otros de San Martín- y el único cuartel de bomberos de la ciudad, que data de los años 50.
Existe también una dotación basada en el aeropuerto Chapelco, a 22 kilómetros del casco histórico, cuya misión es sólo encargarse de los servicios de la terminal aérea, los que no puede abandonar a riesgo de obligar a suspender los vuelos regulares.
Decenas de vecinos reclamaron ayer, mediante comunicaciones telefónicas con las radios locales, la puesta en marcha del tan conocido como demorado proyecto de emplazamiento de un nuevo cuartel, que atienda esa extensa zona de la ciudad, cuyo eje es el corredor urbano de la ruta 234, y abarca toda la Vega y Chacra 30. De hecho, se trata del sector en el que se produce la mayoría de los hechos que demandan la intervención del cuartel local. Otra de las complicaciones es que los camiones de Bomberos deben remontar las cuestas hacia aquellas barriadas desde el centro de la ciudad, que está por debajo, en la parte más profunda de la depresión del valle del Lácar, a unos 600 metros sobre el nivel del mar.
Los Bomberos cuentan con un proyecto y tierras disponibles para un segundo cuartel, pero los costos de ese emplazamiento y del equipamiento pertinente rondan los 3 millones de pesos, una cifra que la institución no puede afrontar si no es con el auxilio del Estado