Sábado 18 de Agosto de 2007 Edicion impresa pag. 28 > Internacionales
La disputa por el Artico se pone al rojo

Unos 600 elementos de distintas fuerzas armadas de Canadá realizaron ayer las maniobras militares más grandes jamás hechas en el Artico. Las maniobras incluyeron simulaciones de operaciones antidrogas y de limpieza de derrames de petróleo.

La operación se produjo en la isla de Baffin y el estrecho de Hudson, en momentos en que cobra fuerza el debate en torno a quién es dueño de esta región del Artico, y buscó dar impulso al reclamo de soberanía de Canadá. El primer ministro Stephen Harper dijo la semana pasada que Canadá construirá un nuevo centro de entrenamiento para el ejército y un puerto. Otros países están intensificando también sus reclamos territoriales.

Las riquezas del subsuelo del Círculo Polar Artico, donde a causa del cambio climático el banco de hielo nunca ha sido tan delgado, calientan las ambiciones de los países colindantes, deseosos de imponer su soberanía.

A casi un siglo de la primera expedición científica al Polo Norte geográfico (Peary, 1909), los expertos advierten que cada día se acerca un poco más la posibilidad de cruzar la región por barco. Con el deshielo también crecen las posibilidades de explotar los grandes yacimientos de petróleo, gas y minerales, cuya importancia no pasa desapercibida para los cinco países ribereños: Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega.

Un diputado y explorador ruso, Artur Tchilingarov, plantó simbólicamente una bandera de su país en titanio a 4.200 metros de profundidad bajo el Polo Norte hace quince días. Pocos días después, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, protagonizó una gira por el Paso del Norte, que permite atravesar el archipiélago de islas de su país hasta el Pacífico, para anunciar la creación de un puerto y una instalación militar. Dinamarca no tardó en unirse a la carrera. El pasado domingo zarpó de un puerto noruego un rompehielos con científicos daneses a bordo que quieren demostrar que la enorme cordillera Lomonossov, la espina dorsal submarina del Océano Artico, es una prolongación de Groenlandia, y por lo tanto es territorio danés. Sin embargo, todos esos esfuerzos son inútiles según Yves Mathieu, ex

perto del Instituto Francés del Petróleo, para quien "el fondo del mar es de todo el mundo".

Los actuales yacimientos petrolíferos o de gas, considerables en el caso de Alaska o de la Siberia rusa, "se encuentran todos en el interior de las 200 millas (de soberanía nacional), así que se encuentran ya en los dominios atribuidos por la legislación internacional", aseguró este experto

al diario francés Libération. "La carrera actual no es un objetivo petrolero, sino es más bien un símbolo", explicó.

Sin embargo, aunque sea simbólicamente, un país como Rusia no pierde ocasión para demostrar "su retorno al poder, incluso militarmente. Es una demostración para dos opiniones públicas: la interna y la del resto del mundo", señaló en Moscú el analista ruso Alexander Goltz .

Moscú aseguró en 2001 que la mitad del Océano Artico era territorio suyo, tras una serie de mediciones cartográficas contestadas por sus vecinos.

Luego, el pulso se transformó en ocasiones en colaboración mutua, como la de Dinamarca y Canadá, también para medir las zonas más cercanas a sus costas.

Esta semana, un alto mando militar estadounidense denunció el vuelo de bombarderos estratégicos rusos en el Polo Norte, como parte de una serie de operaciones militares. Canadá efectúa igualmente esta semana un importante ejercicio militar en la región de Iqaluit, la isla de Baffin y el estrecho de Hudson, para "demostrar al mundo que vigilamos el Artico canadiense", explicó un oficial de la Marina, Al Fry, a la AFP.

En el actual clima de desconfianza entre Moscú y Washington y sus aliados, este tipo de maniobras recuerdan que el Artico nunca fue realmente "tierra de todos", sino un objetivo a conquistar en un futuro más o menos cercano.

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