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La letra de la canción de “Coti” Soroki alude a un romance, pero calza perfecta como réplica a las explicaciones que dio el gobierno sobre el “valija-gate”, por boca del inamovible –al menos en la etapa por finiquitar de Néstor Kirchner– ministro Julio de Vido: nada de lo que pasó fue “un error”. Aunque, sí, un misterio difícil de dilucidar por el entramado de complicidades que se dan en casos que, como el que nos aqueja, tienen una matriz estructural común. El nuevo escándalo tumbó sólo al titular del órgano de control de las concesiones viales, Claudio Uberti. Pero no por sus actividades específicas en el rubro carretero, sino por la labor paralela en las negociaciones con el gobierno de Hugo Chávez, y como corolario de ser señalado como el responsable de invitar a viajar en un vuelo contratado por la incipiente Enarsa al empresario venezolano Guido Antonini Wilson, descubierto cuando intentaba ingresar al país casi 800.000 dólares sin declarar. El gobierno no reaccionó mientras Chávez estuvo en Buenos Aires. Así, evitó que el escándalo estallara en sus narices, más cuando el histriónico mandatario caribeño negaba con mendacidad la participación de alguno de sus funcionarios en el hecho y también acusaba al “imperialismo” de realizar una maniobra de inteligencia para perjudicar la asociación estratégica entre Venezuela y la Argentina en materia energética. “Hay que estar alucinado para afirmar que Uberti es el hombre de (George) Bush en Sudamérica”, ironizó el senador radical por Santa Cruz, Federico Martínez. En el área del Ministerio de Infraestructura, puertas adentro, se ensayó una tímida defensa de Uberti: “La confianza en las relaciones hace imposible que se le diga que no al pedido del titular de PDVSA, de traer a funcionarios suyos”. Fuentes cercanas al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en cambio, decían que era inexplicable que se trajera “a cualquiera” en un avión alquilado por el Estado nacional. Tomándose de las sienes con sus manos, un confidente exclamó: “¡No sé si tratamos con boludos o con hijos de puta!”. Escaldado por el “bolsa-gate” que eyectó del Ministerio de Economía a Felisa Miceli, y los sobornos en Skanska, que terminaron con los desplazamientos de Fulvio Madaro del Enargas y Néstor Ulloa de Nación Fideicomisos, Kirchner reiteró que no pone las manos en el fuego por nadie y que por primera vez “se combate en serio la corrupción”. Kirchner quiere mantener un vínculo privilegiado con Venezuela porque, además de la energía, es proveedor de dólares frescos a través de la compra de bonos cuando “las papas queman”. Sin embargo, el viernes, en la ciudad boliviana de Tarija, demandó a Chávez que PDVSA haga por lo menos un pedido de disculpas sobre el oscuro incidente que le hace daño a la campaña de su esposa Cristina, pese a que ningún candidato opositor haya podido hasta ahora capitalizar los pasos en falso del oficialismo. Las implicancias del affaire son graves y el presidente tiene conciencia de ello. Empero, se queja de la prensa y la forma en que se trató la noticia: “La Aduana actuó bien, ¿qué quieren que hagamos..? antes pasaban por el costado, y ahora que hacemos cumplir las normas, nos tratan de bandidos”. Wilson es un personaje excéntrico. Desde algún lugar, probablemente Miami según el corresponsal del diario “La Nación”, habría anticipado que enviará un abogado a Buenos Aires para aclarar el tema del maletín incautado por las autoridades aduaneras. ¿Se trata de evasión fiscal, contrabando o lavado de dinero? ¿Con qué propósito? ¿Era un procedimiento normal, teniendo en cuenta que ya había realizado otros once viajes a la Argentina? Al ser descubierto en el aeropuerto local, Wilson habría exclamado: “Llévense el dinero. Yo soy un soldado. No me van a sacar de dónde viene ni hacia dónde va”. Todo el trámite fue sospechoso. Como lugar de residencia en Buenos Aires, dio un domicilio que pertenece a la familia de Alfredo Yabrán. Como se recordará, el empresario fue combatido por el ex ministro Domingo Cavallo y se suicidó en mayo de 1998, de acuerdo con constancias judiciales. Los principales hombres de negocios de Estados Unidos desglosaron la semana pasada ante Susan Segal, titular del Council of the Americas, severas críticas por lo que interpretan un marcado “tono antinegocios y antimercado” del gobierno. Segal los escuchó y hasta atendió las razones, pero concluyó: “El actual escenario político no ofrece expectativas adicionales a las de Cristina... La gobernabilidad por ahora sólo se garantiza con un triunfo de Cristina”. A diez semanas de las elecciones de fines de octubre, los “cristinos” exigen, no obstante, resguardar a la candidata para evitar que tantos desatinos terminen perjudicando su imagen. El martes estará en el Luna Park junto con los radicales K. Será una buena oportunidad para que fije posición.
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