NEUQUEN (AN).- Una nave espacial construida en el patio trasero de una casa, un viaje a Marte, un astronauta engañado y una madre que es más madre que mujer, arman una trama que enreda y desenreda los hilos de la relación madre-hijo.
"Amarte. Una aventura con poco oxígeno", la obra de Pablo Albarello, pone en escena a un hijo que inventa o tal vez no, un viaje al espacio para escaparse y a una madre capaz de realizar las cosas más imposibles con tal de que su hijito no despegue de sus faldas.
Esta desopilante historia de amor maternal será estrenada por el elenco Araca La Barda, hoy a 22 en el auditorio de la municipalidad de avenida Argentina y Roca. Mañana habrá una segunda función a las 21 en el mismo lugar. Las entradas anticipadas se pueden adquirir en librería El Amante, avenida Argentina 245, hasta hoy al mediodía o hasta una hora antes de la función en la taquilla del auditorio.
Carlos, un astronauta que parte en viaje espacial junto a Ronny, su compañero designado para esta misión, pero en el instante mismo de la partida descubre que no es Ronny no es quien esta a bordo de la nave...
"Mamá! ¿qué haces acá?". "Te vine a cuidad no iba a dejar que te fueras a Marte solo". Así arranca esta comedia que plantea la relación de Carlos con su madre, cuyo amor posesivo lleva la historia a límites tan disparatados como impredecibles.
"La madre, que es el personaje más fuerte de la obra, la que lleva el ritmo, es un compendio de todas las madres. Es la posesiva, la obsesiva, la amorosa, la piola, la celosa, la liberada, es todas las madres juntas. Todas las situaciones están llevadas a un nivel muy exagerado y permiten reirse de algo que es muy cercano a todos nosotros", comentó Gustavo Azar, actor y director de la obra. La actriz Lala Vega encarna el personaje de la madre y es acompañada por sus pares Gabriela Díaz y Dardo Sánchez.
La temática de esta obra es bastante común, pero está planteada desde un lugar que la hace interesante y novedosa. "La obra transcurre en un espacio cerrado y las situaciones se van enrareciendo cada vez más. No se sabe si lo que pasa en el escenario está sucediendo realmente o es un delirio de los personajes. El viaje puede ser una metáfora o puede ser algo real. En nuestra versión, hay una puesta en escena bastante absurda porque, por ejemplo, la nave espacial tiene una palanca de cambio y un volante y se parece a un camión. Jugamos con esa ambigüedad de si está ocurriendo verdaderamente o es una fantasía", continuó Azar.
Este ir y venir entre la idea de realidad e ilusión, potencia el punto neural de la comedia. "En general este género amplifica los defectos de la gente, los pone bajo una lupa que aumenta y eso permite distanciarnos y reirnos. En realidad, uno se ríe de sus propias cosas, y en muchos casos se identifica con aspectos de los personajes pero sin perder el lado humorístico", agregó el actor.
Sobre el escenario, y mientras transcurren los minutos, todo se enrarece, se torna casi caótico, viciado, pesado. Carlos siente que no tiene escapatoria, que no puede aunque quisiera despegarse de la mirada constante de su madre. Sin embargo, en algún instante, los personajes se encuentran en algunos pasajes de la infancia, como si hubiera un germen de relación sana entre tanto disparate. Empieza a flotar en el ambiente la sensación de que realmente existe algo real y sano, cuando madre e hijo comienzan a recordar las tardes de rasty y playmóvil. Y luego viene el final...
"Amarte...", es una invitación sutil y fresca a recorrer los tics maternos que marcan la vida de todos los seres humanos. Una mirada humorística sobre ese lazo amoroso indispensable para la formación del ser, esa persona que es la más amada y que por momentos desquicia hasta al más paciente de los hijos.
Esta obra recibió una mención especial en el Festival Nacional de Humor.
