LA RIOJA (Carlos Torrengo, enviado especial).- Un barbudo de testa gruesa y cara de bueno se bambolea dentro de la estampita que cuelga del espejo retrovisor. Todo el taxi despeja dudas sobre el alineamiento confesional del chofer: la oferta de imágenes del conductor es amplia y generosa. Las hay plastificadas, imantadas y stickers.
¿Quién es el señor de la estampita? pregunta este diario mientras el coche abandona cancinamente el árido aeropuerto de la capital riojana.
San Nicolás de Bari, padre y patrón de La Rioja. Acá es lo único creíble que tenemos, ¡porque por los demás!... reflexiona el hombre sin enojos. Resignación.
En ese "los demás" entra todo lo que uno se pueda imaginar a nivel de poder. La política también, claro.
Y el domingo La Rioja, provincia de historia densa, testimonio de las primeras avanzadas de la colonización española, vota para gobernador. Superficie: 89.680 km2; el 2,4% del territorio argentino y menos del 30% de Río Negro.
Un espacio, el riojano, que mire por dónde se lo mire está invadido por una pobreza que es vidriera desoladora. Pobreza cuya génesis se afinca en lo más profundo de aquel pasado. Hoy, más de 100.000 personas son asistidas alimentariamente por el Estado nacional y el provincial. Pero una lectura descarnada de la historia de la provincia pone en duda que este último exista como entidad fiscal, ya que los gobiernos riojanos viven desde tiempos casi bíblicos de la ayuda del Estado nacional.
En esta materia vale la elocuencia de un dato: de los ingresos totales de la provincia algo más de 1.000 millones de pesos, sólo recauda el 7% de ese monto.
En ese marco, el peso del aparato del Estado adquiere proyecciones alarmantes de cara a una actividad económica privada condicionada por crisis coyunturales, limitaciones de orden estructural de muy compleja resolución. Así, la ganadería de la zona de los
Llanos va de quebranto en quebranto, cuando no es por problemas de mercado, es por la sistemático voladura y dete
rioro de suelos. Y la industria y la minería se baten cotidianamente con un agua que no abunda: el 90% de su provisión a escala provincial es por perforación de napas que muestran fatiga.
Y hay un número que nadie precisa con exactitud, ni siquiera el mismo Estado provincial, que mes a mes espera su sueldo, en promedio por debajo de los 1.000 pesos. En el 2004 eran algo más de 24.000. Hoy, no menos de 34.000 dicen las fuentes más sinceras, que en la política riojana por estas horas no abundan.
Hoy tenemos el 50% de los riojanos fuera del sistema económico. Hay que generar trabajo dijo ayer a este diario Ricardo Quintela, candidato a gobernador por el kirchnerista FpV.
Pero no dice cómo.
Yo traeré inversiones al sector industrial y crearé 20.000 nuevos puestos de trabajo machaca, saltando de FM en FM, otro político de historia larga en Argentina: Carlos Menem, candidato a gobernador por Lealtad y Dignidad.
Y desde las riendas del gobierno provincial el actual mandatario, Luis Beder Herrera, aspira a ser reelegido.