CIPOLLETTI (AC).- "De acá me sacan muerto", decía un joven de 22 años que se había atrincherado ayer en su casa junto a su familia porque decía que la policía lo había perseguido "a los tiros" y que lo quería "engarronar". Y los efectivos informaban que lo querían detener porque tenían firmes sospechas de su vinculación con el robo de un auto.
Es más, comentaban que el vehículo, que había sido sustraído el martes en Neuquén estaba estacionado en el lavadero donde Lucas Losada (22), había comenzado a trabajar recién el pasado fin de semana. Se mencionaba que lo habrían visto bajar del auto y que incluso él mismo habría dicho que era el dueño.
Las versiones de un lado y otro resonaban desde la vivienda ubicada en Estado de Israel y ruta 22 de Cipolletti.
Los efectivos, desde el exterior, intentaban convencer al sospechoso para que saliera y se entregara. Y Losada desde la ventana insistía en su inocencia y hablaba con la prensa. En un momento hasta se comunicó telefónicamente con LU19 y mantuvo un diálogo radial con el comisario Héctor González.
El revuelo se había hecho grande. Si bien ya estaba el mediador policial en el lugar, para evitar un hecho mayor, la jueza de instrucción decidió que los efectivos se retiraran de la casa y que notificaran al joven para que se presente hoy en Tribunales.
Todo comenzó el martes por la tarde cuando le robaron el Renault 12 a una docente de Cipolletti en la Facultad de Turismo de Neuquén. Ayer por la mañana, el mecánico de esta mujer reconoció el auto en un lavadero de Cipolletti, a pesar de que ya le habían cambiado la patente.
"Conforme datos aportados por testigos, la persona que habría salido de ese vehículo se fue por las chacras. Hubo una persecución y llegamos a esta casa", informaba el comisario González a media mañana.
La casa, ubicada a unos mil metros del lavadero, era la de Losada, un joven conocido en el ambiente policial por episodios similares. Allí Losada estaba con su madre, un hermano y una hermana menor de edad.
"Empezaron a tirar tiros y como tiraban tiros salí corriendo y me metí en mi casa. Rodearon mi casa. Le apuntaron con el arma a mi vieja y quieren que salga. Pero no tengo nada yo", se defendía el sospechoso. Decía que no sabía desde cuándo estaba el Renault en el lavadero.
Su madre, Estela, no sólo salió en su defensa sino que también cuestionó el accionar policial.
"Patearon la puerta y me apuntaron con el arma en la cabeza. Tengo la menor de ocho años. Quisieron entrar a la fuerza. Justo estaba mi hijo (hermano del sospechoso) y me ayudó a cerrar la puerta. Rodearon toda la casa, y a los itakazos venían corriendo a mi hijo. El estaba trabajando en el lavadero. No estaba haciendo nada malo y lo corrieron hasta acá", insistía.
Pero la policía aseguraba que tenía testimonios de personas "que vinculaban a Losada con el robo del Renault".