NEUQUEN (AN).- "Sin título" es el primer denominador común de las pinturas que pueblan la casa de Ramón Oscar Muñoz en el barrio Santa Genoveva; luego vienen los rasgos que caracterizan esta serie de obras pertenecientes al período 2004-2007: una paleta constituida por colores fuertes, cálidos y fríos y tierras; manchas enormes; texturas y yuxtaposiciones; tamaños diversos -pequeños, medianos y enormes-. Todo con materiales industriales: pinturas -esmaltes, asfálticas-, lonas, maderas aglomeradas.
Los chorreados tienen una lejana reminiscencia del norteamericano Jackson Pollock, pero es sólo eso. Nada de "Pollock patagónico", Muñoz elabora pacientemente sus obras a partir de un "diálogo con los materiales, en el plano, en el color, en los conceptos de espacialidad y relieve"
Se trata de un proceso de "conjeturas sobre el trabajo" que incluyen la materia: la madera, la cerámica, las pinturas, las telas y las técnicas: chorreados, aplicación de pintura con espátulas, pinceles y las manos enguantadas. La serie de obras, que podría denominarse "Materia", se
expondrá desde mañana y por dos semanas en la sala Emilio Saraco de esta capital. La inauguración será a las 20.
Para Muñoz, será el resumen de una experimentación sostenida en el tiempo: "el ojo está acostumbrado a ver el color; sabe cuál necesita la obra y cómo va a reaccionar con las distintas yuxtaposiciones". A lo largo de su trayectoria -más de cuarenta años con las artes plásticas- acumuló premios, participaciones en salones y exposiciones en la Argentina, América y Europa.
Al cabo de ese proceso, "el artista es el mismo pero no es el mismo". Hay una constante: el "impulso vital que es la pintura" y que excede cualquier etiqueta o clasificación.
Indica que lo importante es el diálogo con los materiales, un proceso aleatorio que implica una "conjetura sobre el plano; a veces hay que tapar y volver a empezar".
La elección del material depende de la economía porque "las pinturas industriales están al alcance del consumo". Además, se preguntó, "por qué no apropiarse de ellas, y vencer el prejuicio del óleo y de la pintura para pintores o meramente decorativa". Eso prueba que "es posible conseguir buenos resultados con recursos mínimos".
Su lugar de trabajo es variado: el piso de la casa, del garaje y del taller; el jardín -bajo un alto tilo o en la galería-. El relevamiento fotográfico lo muestra en plena actividad -pintando, manchando, de cerca y de lejos-. La toma de distancia resulta fundamental -"ver el cuadro desde arriba y girando todo el tiempo"-.
Cerámica
La escultura, y sobre todo el trabajo con la cerámica, fue el punto de partida para Muñoz: "varios años de trabajo, con diversas técnicas transitadas fueron la base para llegar a esta obra", explica en referencia al manejo de lo espacial; del color y las texturas.
La cerámica, añade, "me dio un sentido identitario y de pertenencia a mi espacio patagónico; y ahora lo primero en mi pintura es el paisaje". Se refiere también a la "ausencia de la figura humana pero no de los elementos producidos por el hombre". Y así recuerda, por caso, la serie del Cultrún referida a la cultura mapuche.
GERARDO BURTON
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