Lunes 13 de Agosto de 2007 Edicion impresa pag. 2 y 3 > Nacionales
Luchas internas en el gobierno y roces con Venezuela
De Vido y Alberto Fernández retoman sus viejas disputas.

El escándalo de la valija reavivó las luchas internas en el gobierno de Kirchner y roces con Venezuela, a menos de tres meses de las elecciones presidenciales.

Kirchner quiere que su par venezolano, Hugo Chávez, despida al titular de la petrolera venezolana PDVSA en Buenos Aires como medida para enfrentar el caso de presunta corrupción, dejaron trascender desde la Rosada.

"Se aguarda una señal de Caracas que corresponda con la decisión, anunciada el jueves, de desplazar a (el funcionario) Claudio Uberti (que viajaba en el chárter), un hombre de la estrecha confianza del ministro (de Planificación) Julio de Vido", indicó la fuente al diario "Clarín".

La reacción de Chávez ha sido pedir a la compañía Petróleos de Venezuela (PDVSA) que "emule el gesto del mandatario argentino", según Página 12. "O sea que, si Antonini Wilson fue efectivamente el acompañante (en el vuelo) de Daniel Uzcateguy Speech, hijo del vicepresidente de esa petrolera, la empresa tome cartas en el asunto".

PDVSA abrió una investigación interna para determinar por qué junto a Antonini Wilson había cuatro empleados de la compañía en ese vuelo.

Antonini Wilson acompañaba desde Caracas al hijo de Diego Uzcateguy Matheus, presidente de PDVSA-Argentina, en vísperas de una visita de Chávez al país.

La reacción inmediata de Kirchner fue despedir a Uberti, mano derecha del hombre fuerte del gobierno argentino, el ministro De Vido, pero se libró de culpas al otro funcionario, el jefe de la firma estatal energética Enarsa, Exequiel Espinosa.

Los casi 800.000 dólares detectados en la maleta quedaron bajo custodia judicial, sin ser reclamados por Antonini Wilson al salir del país, 48 horas después del incidente.

"Decime ¿cómo carajo pasó esto?", le reprochó Kirchner a De Vido, enfurecido por el escándalo, relató Página 12 citando fuentes oficiales.

El gobierno postula a la presidencia en los comicios del 28 de octubre a la primera dama y senadora Cristina Fernández, cuya imagen quedó mellada frente a un electorado convencido de que es un caso de corrupción.

La prensa coincidió ayer en comentar que el escándalo reflotó las disputas palaciegas, entre ellas la que libran el ministro De Vido y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. "La batalla es entre los que se van en diciembre (si gana Cristina Fernández) y los que quieren quedarse", dijo una alta fuente del gobierno. (AFP)

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