SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- En completo hermetismo y bajo la excusa de que constituye un "secreto de Estado" avanzan los estudios para diseñar el primer cohete argentino que permitirá transportar al espacio una carga de 200 kilogramos. Los científicos locales bautizaron el proyecto con el nombre de "Tronador", la montaña más imponente de esta región, límite entre Argentina y Chile, que también se eleva desafiante hacia el espacio.
El proyecto se gestó hace ya casi una década, pero recién el mes pasado se reactivó. Fue cuando en las inmediaciones de Bahía Blanca se realizaron con éxito las pruebas para el despegue del modelo prototipo. La iniciativa cuenta con el amplio apoyo del gobierno del presidente Néstor Kirchner, quien firmó varios decretos para autorizar el proyecto. De esta manera, a catorce años de haberse desactivado el misil Cóndor II, Argentina probó nuevamente lanzar un cohete propio. En 1993, bajo las presiones de Estados Unidos, se resolvió finalizar con las pruebas llevadas a cabo por la Fuerza Aérea en Falda del Carmen (Córdoba). "La razón es simple, un cohete capaz de transportar 500 kilogramos a más de 300 kilómetros bien puede servir para llevar un satélite al espacio, pero también como un arma de guerra", explicaron desde el Instituto Balseiro. Los científicos consultados por este diario indicaron que "técnicamente Argentina está capacitada para fabricar cohetes". Razonan que, si se lograron fabricar satélites, reactores nucleares y equipos médicos de alta tecnología, bien puede diseñarse un cohete teledirigido. "Tenemos muchos proyectos, para concretarlos sólo hace falta presupuesto y decisión política", indicaron.
Pese a desactivar Carlos Menem el proyecto Cóndor, en 1998 creó la empresa VENG (Vehículo Espacial de Nueva Generación), una sociedad de capitales públicos y privados que está controlada por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). El Tronador fue concebido antes de que Menem deje la presidencia, pero no llegó a avanzar por los problemas políticos y econó
micos que azotaron al país. No obstante, la Conae, con el apoyo del Instituto Balseiro, el Instituto Aeronáutico Argentino, el Instituto de Investigaciones Técnicas y Científicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA) y otras universidades nacionales, continuó con los estudios en centros de alta tecnología.
El 11 de abril pasado Kirchner firmó el decreto 350, por el cual autorizó "a los entes y profesionales pertenecientes a organismos del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación a participar, en forma voluntaria, en la realización de tareas vinculadas con el desarrollo de medios de acceso al espacio y servicios de lanzamiento, particularmente con el proyecto inyector satelital para cargas útiles livianas".
Se trata de un decreto bastante particular, ya que establece que los técnicos pueden sumarse al proyecto "fuera de su horario de trabajo" y obtener una capitalización en las futuras ganancias de la empresa VENG.
El 8 de junio, la ex ministra de Economía, Felisa Miceli, firmó la resolución 396 por la cual se aprobó el presupuesto 2007 para la empresa VENG. Incluye la autorización para construir el lanzador Tronador I y comenzar el desarrollo del lanzador Tronador II. Para ello se aprobó un presupuesto adicional de 26 millones de pesos. Entre los objetivos del VENG para el 2007 figura además la puesta en marcha de la planta piloto de concentrado de hidrocina en Falda del Carmen.
La hidrocina es el componente base del combustible líquido que utilizará el cohete Tronador II, cuyo motor tendrá un empuje proyectado de 3.350 kilogramos y podrá colocar una carga de 200 kilogramos a 400 kilómetros de altura.