Lo previsible ocurrió. Martín Gonzalo Acro (29 años), quien fuera mano derecha de Adrián Rousseau, murió ayer, y ahora el conflicto se agudiza. Mientras los dos bandos de "Los Borrachos del Tablón" continúan lanzandose amenazas, el presidente de River, José María Aguilar, fue intimidado por teléfono después de recibir apoyo del gobierno de Néstor Kirchner.
El martes por la noche Acro fue acribillado cuando salía, junto a su amigo Osvaldo Matera (28 años), de un gimnasio de Villa Urquiza. El barrabrava, quien estaba procesado por participar en la denominada "Batalla de los quinchos", ingresó al hospital Pirovano con el cerebro destrozado por dos balazos que no hicieron más que profundizar la cruenta interna que existe dentro de "Los Borrachos...".
Si bien se sabía que su estado era "irreversible" ("no había nada que hacer", había admitido el jefe de terapia intensiva Mario Visciglia, que confirmó el deceso a las 7.20 luego de un "paro cardiorrespiratorio), las muestras de dolor se multiplicaron en el nosocomio cuando se conoció la muerte del lugarteniente de Rousseau. Muchos se negaban a aceptar el desenlace trágico, sobre todo quienes conocían bien a Acro.
Como tantas historias de este tipo, aquellos que lo frecuentaron de adolescentes quedaron perplejos al saber que la vida se le apagó a los 29 años... Y de esa manera. Es que Acro pertenecía a una familia de Saavedra, de buena posición económica, era de los mejores alumnos en un colegio privado de Belgrano y, además, un habilidoso jugador de fútbol.
Antes de la noche fatal y de las 30 horas de agonía, se ufanaba de ser hincha de River desde la cuna y concurría a la cancha como cualquier chico de su edad. Además era socio, y los fines de semana jugaba al fútbol con sus amigos en el club.
El secundario lo hizo en la Escuela Argentina General Belgrano, ubicada en Monroe y Conesa. Allí nació la amistad con Matías Goñi, uno de los barras a los que la justicia le allanó la casa luego del enfrentamiento en el estacionamiento del Monumental. Goñi fue el nexo para que Acro estrechara relación con Luis "El diariero" Pereyra, líder de "Los Borrachos ..." en los 90. Sería el principio del fin.
Pereyra fue encarcelado y esto coincidió con el ascenso de Alan Schlenker y Adrián Rousseau, amigos inseparables en aquellos años en los que eran llamados "Los Patovicas". Acro, ya conocido dentro de la barra, estudiaba periodismo, carrera que dejó cuando recibió una tentadora oferta en el 2000: trabajar en el club, a cambio de un jugoso sueldo. Hasta febrero (fue despedido por los dirigentes) cobraba 5.763,55 pesos por tareas de mantenimiento y hasta viajó a Alemania. Pero después del Mundial llegó la pelea entre Alan y Adrián, las aguas se dividieron y se distanció de Goñi, que se quedó bajo el ala de Schlenker.
En febrero "La Batalla de los Quinchos" fue el primer enfrentamiento serio entre dos bandos que se disputan un botín de entre 200 y 300 mil pesos mensuales.
Acro fue la primera víctima de una guerra interna por dinero y poder. Una guerra sin fecha de caducidad. Mientras Schlenker dijo "repudiar" el hecho, las amenazas entre los bandos vía internet no cesan. ¿Cómo terminará esta historia? Nadie lo sabe con exactitud.