Lo importante es sumar bancas en el Congreso y para eso no nos podemos poner en contra a (Eduardo) Duhalde, en la provincia de Buenos Aires. La elección nacional está prácticamente perdida, pero el 28 de octubre tenemos que sentar baza para desbancar al kirchnerismo más adelante y el único que puede influir es (Mauricio) Macri, apoyando de alguna manera a (Roberto) Lavagna" (palabras de Cristian Ritondo, diputado de extracción justicialista, miembro del cenáculo que rodea al jefe de Gobierno porteño electo).
- "No nos metamos. Concentrémonos en la gestión de la ciudad. Para eso nos votaron". (Héctor Rodríguez Larreta, mano derecha de Macri).
- "Me anoto siempre y cuando Mauricio nos haga un guiño". (Ramón Puerta, promotor del "peronismo con P", de Potrero de Funes, en el que también pesa el sanluiseño Alberto Rodríguez Saá).
La confusión de estas tres declaraciones dan paso a una certeza: Macri no se sube a la carrera presidencial, por el andarivel de centroderecha y Elisa Carrió no se baja, por el carril de centroizquierda.
Mientras Cristina Fernández de Kirchner sigue floreándose internacionalmente y tiene las mayores chances de tomar la posta de su marido Néstor, tanto Lavagna apoyado en la estructura de la UCR que no gestiona como Ricardo López Murphy, juegan sus últimas fichas para contar con un beneplácito, aunque sea a medias, del empresario que condujo al éxito a Boca Juniors.
El gobierno pasa sofocones pero, como gato con siete vidas, siempre cae parado, favorecido por las suculentas ganancias de las exportaciones, la ayuda de los petrodólares venezolanos y la virtud como lo reconoció el ortodoxo ex ministro de Economía, Roque Fernández, de poseer superávit fiscal y cuantiosas reservas en el banco central.
Los sectores bajos y medios bajos, más los jubilados y pensionados, le dan sustento a la administración K que ya selló su alianza con gobernadores e intendentes radicales, seducidos sobre todo por los dineros del tesoro nacional.
En la anémica oposición se apuesta a forzar una segunda vuelta. Exceptuando a Carrió, se busca el auxilio de Macri, enfrascado por estos días en una disputa con la administración central para que le entreguen una parte de la Policía Federal. Los agentes pasarán, pero ¿los fondos para abastecerlos? Allí está el quid de la cuestión.
Cristina se prepara para "una nueva etapa": en México, hubo acuerdo estratégico con Felipe Calderón, tras las serias desavenencias de hace un par de años de su marido con el antecesor de éste, Vicente Fox, inclinado al frustrado ALCA de George Bush.
La primera dama también aboga por no soltarle la mano a Hugo Chávez, quien llega mañana a Buenos Aires, ni a Evo Morales, al que visitará Kirchner desde el viernes. La energía no es algo para descuidar y, ya se sabe, el venezolano tiene la llave petrolera y el boliviano, la gasífera.
"Río Negro" dio cuenta en exclusiva de la gestión secreta del canciller Jorge Taiana ante el representante del papa Benedicto XIV, para tratar de recomponer la relación de Cristina con la Iglesia Católica. Por respuesta, el cardenal Jorge Bergoglio, enemistado con Kirchner, recibió a Macri, cabeza de una todavía nubosa oposición.
Kirchner se siente seguro en su construcción política, basada en "la caja" y en la necesidad de liquidar el peronismo y el radicalismo tal cual se los conocía hasta ahora. Los hombres de la boina blanca, lo ven como un tren bala al que es imprescindible bajarle la velocidad. "Es un imprudente", señaló un jefe comunal adepto, entusiasmado con una Cristina que levante el pie del acelerador.
Desde el justicialismo no kirchnerista se coincide que tantos desbordes de Kirchner lo pueden hacer. Cuando eso suceda presagian habrá una estampida a su lado. Algunos hasta prometen lanzarse antes de que la máquina se estrelle.
Una de las personas que más conoce al matrimonio Kirchner es Sergio Acevedo, a quien se le confió la SIDE y la gobernación de Santa Cruz, hasta que fue expulsado de la pingüinera. Por eso, es útil resaltar algunas de sus definiciones: Cristina dijo forma parte de la organización política que conduce Néstor; no cambiaron los patrones de acumulación y distribución de la riqueza económica que vienen de la época menemista y tampoco se alteró el sistema de selección y financiamiento de la política.
Las críticas de Acevedo, quien estuvo reunido con "Lilita" Carrió, van a lo profundo: "Los dirigentes hacen política como un medio de vida y no de servicio a sus semejantes. La gente ve, lamentablemente, que es a ellos a los que mejor le va, además de los grupos económicos a los que son funcionales...".
"...Estos políticos ganan siempre... Si mañana gana Macri vaticinó se harán macristas. Hay que instaurar otras prácticas para ponerle un límite al vale todo".
ARNALDO PAGANETTI
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