Cincuenta y tres partidos en la Primera de Racing y ocho goles con la camiseta de la Academia, pero fundamentalmente una extraordinaria participación en el Mundial Juvenil, del cual fue campeón y Balón de Plata, fueron suficientes argumentos para que los rusos del Moscú FC siete millones de dólares por Maximiliano Moralez.
En verdad, el club moscovita desembolsará doce millones, de los cuales siete serán por el pase -el 20 por ciento irá a Racing, el resto a la gerenciadora Blanquiceleste y cinco, para el pequeño futbolista.
La ¿inesperada? partida de Moralez fue un golpe demasiado bajo para todos en Racing, más aún para su entrenador, Gustavo Costas, quien dejó bien claro su malestar, al manifestar que la transferencia no se hizo de un día para otro, más allá de que a él le avisaron cuando el pase estaba concretado.
"Y estas cosas no se hacen de un día para otro, porque si no el jugador no tendría los pasajes para viajar esta misma noche (de ayer) para Rusia. Yo me enteré ayer (lunes) a la noche pero el asunto estaba liquidado", remarcó.
Costas desde el lunes por la noche tiene la cabeza a mil, porque habló varias veces con Moralez para tratar de convencer al jugador de que se quede en Racing por lo menos hasta diciembre, pero a esa altura la venta estaba definida.
Moralez concurrió ayer por la mañana al estadio de Avellaneda. Llegó a las 9.30, cuando sus compañeros ya estaban por comenzar la práctica en la cancha auxiliar. Antes, el volante saludó a cada uno de sus compañeros.
Luego, el jugador enfrentó a los periodistas, le agradeció a Blanquiceleste haber aceptado su deseo de irse, porque la gerenciadora, si quería, podía retener a Moralez, debido que tenía un año más de contrato con el club. "Es cierto que tenía contrato con Racing, pero era una oportunidad que no podía dejar pasar. Y por eso, más allá de los problemas que hubo en algún momento, estoy muy agradecido con la gente de la empresa", dijo Moralez.