NEUQUEN (AN).- "Esto es una locura, pero por la gente, todo". Fue una de las pocas veces que Rodrigo Palacio abrió la boca en Neuquén. Lo hizo vallas de por medio, mientras firmaba la camiseta de un niño discapacitado, un chiquilín de unos 10 años le hacía de goma el buzo tipo "canguro" y un policía lo apuntaba con su cámara. No fue pura demagogia lo de la 'Joya' boquense. Con esa idea la dupla explosiva del campeón continental aterrizó en el aeropuerto Juan Domingo Perón. "A los demás le dan poca bola, a nosotros, a la prensa... Pero se desviven por complacer a la gente", señaló uno de los organizadores.

Algo que quedó en evidencia cuando Palermo ingresó ofuscado al local de la calle Alcorta. Primero aleccionó a uno de los hombres de seguridad (fueron cuatro, estilo 'roperos' y llegados con ellos) por algún exceso de fuerza y después decidió cancelar la programada conferencia de prensa y dedicar sus últimos minutos en el lugar para el (desordenado) contacto con los hinchas zonales.

Mientras los ídolos desandaban el camino hacia la camioneta trafic que los sacaría de allí, el mismo organizador los seguía con ojos temerosos. Cada paso que daban Palacio y Palermo llevaba engarzado la mirada del inquieto hombre.

"¿Cómo querés que no me preocupe? Les llega a pasar algo, sufren una mínima lesión, y nosotros tenemos que desembolsar una fortuna", explicaba al cronista de "Río Negro". Con los últimos autógrafos, los delanteros se montaron en el rodado blanco de vidrios polarizados que escapó raudo por la calle San Luis. Atrás quedó la locura de un momento que para muchos será inolvidable.