Domingo 05 de Agosto de 2007 Edicion impresa pag. 99 > Sociedad
Fidel encestador

Cuenta Jorge Semprún que en 1967, luego de asistir a un congreso de cultura en Cuba, el ministro de Educación le informó que Fidel Castro, el líder máximo, quería mantener una reunión con un grupo de intelectuales europeos entre los que había sido elegido. Al día siguiente de la invitación a las 9 de la mañana comenzó la espera en el hotel, por donde iba a pasar el ministro a buscarlos.

Hora tras hora aguardaron en vano, hasta que a las 10 de la noche el funcionario los trasladó al lugar del encuentro, el Instituto Nacional de Deportes, donde Fidel todas las semanas jugaba al básquet con capitanes y comandantes de las fuerzas armadas. Los métodos fueron presentados como antiburocráticos y, para Semprún, simplemente eran desordenados. A las 23:30 se armó un revuelo y apareció Fidel, quien les dijo que iba a hablar después del juego. El escritor español observó dos cuestiones: un grupo de mujeres se encontraba en un lugar apartado; eran las compañeras o esposas de los militares que allí estaban. También advirtió que los defensores del equipo adversario no hacían nada para impedirle encestar a Fidel. Semprún, quien fue dirigente del PC español hasta su expulsión, entonces anotó: "Era divertido e interesante ver manifestarse el culto a la personalidad en un partido de baloncesto". A las 2 de la mañana, Fidel se acercó, aún sudoroso y jadeante, al grupo y de sopetón largó un discurso sobre la economía cubana y la necesidad de desarrollar la producción de cítricos, sin permitir interrupciones. (A. A.)

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