Nuestra iniciativa, con el apoyo unánime de todos los bloques del Senado, fue recientemente aprobada y girada a la Cámara de Diputados de la Nación. Si el proyecto es allí aprobado, el 2008 será el año de la planificación universitaria rionegrina. Entonces, es tiempo de comenzar a definir qué universidad necesitamos en nuestra provincia para que su futuro rector organizador concrete los legítimos anhelos de nuestro pueblo.
La universidad debe aportar al desarrollo social, económico y cultural de Río Negro, atender las problemáticas provinciales y locales y buscar soluciones a las necesidades y a los conflictos de la gente. La actual actividad universitaria radicada en Río Negro no se relaciona con su perfil productivo y su capacidad instalada; sus carreras están dispersas, desequilibradas, y desatienden las necesidades de formación de grado y posgrado. En el Alto Valle hay variedad de carreras pero faltan en el Valle Medio, en la Línea Sur, en la zona andina y en la costa. La actividad universitaria en la provincia reproduce la distribución poblacional y consolida, en vez de combatirlas, la injusticia y la iniquidad.
Varias áreas formativas imprescindibles para la economía provincial son atendidas sólo por universidades privadas y otras, de significativo valor estratégico, no se enseñan en nuestro territorio. Así, en Bariloche, centro turístico internacional distintivo de Río Negro y de la Argentina, no existen estudios en turismo ni en actividades conexas como Gastronomía o Administración Hotelera ni propuestas académicas en torno del territorio y la conservación de las riquezas naturales como Ecología, Arquitectura, Comercio y Relaciones Internacionales.
Viedma, ciudad capital de la provincia, tiene la menor cantidad de carreras universitarias entre todas las capitales provinciales; además, carece de carreras vinculadas con la administración pública como Informática y Ciencias Económicas.
La Universidad Nacional de Río Negro deberá organizarse a partir del apoyo, la transformación, el diseño y la creación de espacios productivos; sólo así podrá orientarse al mejoramiento de la calidad de vida y del empleo de todos los rionegrinos.
Río Negro carece de una sede y de un liderazgo universitario provincial que articule las propuestas y las iniciativas académicas de grado y de posgrado porque la conducción de las carreras y de las instituciones universitarias hoy existentes es lejana y distante y las actividades están desarticuladas y sin coordinación alguna; esto se debe a que sus responsables no consideran nuestra provincia como un todo.
Esta problemática no es ajena al significativo éxodo de jóvenes estudiantes rionegrinos hacia otras provincias; no es casual que prácticamente todas las provincias argentinas cuenten al menos con una universidad nacional en sus territorios: hay tres en la Ciudad de Buenos Aires, tres en Santa Fe, cuatro en Córdoba y más de diez en la provincia de Buenos Aires.
Hay que terminar con la campaña corporativa instalada en los medios locales que asocia la creación de la Universidad Nacional de Río Negro con supuestos recortes presupuestarios que afectarían a las restantes instituciones universitarias nacionales que actúan en la provincia. Hemos perdido al menos diez años discutiendo esta cuestión; durante ese tiempo el Estado creó una decena de universidades nacionales, la mayoría de ellas en el territorio de la provincia de Buenos Aires. Nuestro falso debate aportó involuntariamente a la injusticia distributiva y al éxodo de nuestra juventud.
El auténtico debate se produce todos los años en el Congreso con los genuinos representantes del pueblo y de todas las provincias; allí se discute el presupuesto nacional que, desde que el presidente Kirchner asumió la conducción del destino de los argentinos, registra un significativo crecimiento de inversión educativa en general y universitaria en especial. Esta voluntad política se contrapone a falsos debates y a posturas egoístas y mezquinas y permitirá a Río Negro crear y desarrollar un modelo universitario propio acorde con su realidad social y económica, orientada al desarrollo de su pueblo.
En un futuro inmediato habrá Universidad Nacional de Río Negro, denominación que se vincula con nuestro territorio y nuestro "mapa" de prioridades y de carreras. Como toda universidad pública, será gratuita, con presupuesto propio asignado por el Congreso nacional y con autonomía académica y autarquía económico-financiera. Todo ello deberá consagrarse a la justicia social, a la igualdad en el acceso, a la permanencia y a la graduación, sin discriminaciones ni exclusiones de ningún tipo. Deberá cubrir nuestras cinco regiones de manera independiente pero articulada y complementaria con las otras universidades públicas, que continuarán con sus actividades actuales, evitando inútiles y onerosas superposiciones.
A partir de los argumentos expuestos, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) emitió un dictamen favorable para la creación de la Universidad Nacional de Río Negro, es decir, la iniciativa cuenta con el respaldo de los rectores de las demás universidades nacionales. Nuestra iniciativa tendrá idéntica adhesión en la Cámara de Diputados en las próximas semanas.
Ninguna universidad se concibe para la coyuntura, para la urgencia, para el corto plazo. La vida y la trayectoria de las universidades se mide en décadas como la del Comahue, la Tecnológica o la de Cuyo o en siglos como la de Buenos Aires o la de Córdoba. La Universidad Nacional de Río Negro no es un tema coyuntural sino una cuestión de Estado de largo plazo y de profundo y significativo impacto social, económico, productivo y cultural para el pueblo rionegrino. La gesta universitaria rionegrina pondrá en marcha una nueva etapa en la construcción de la identidad provincial, para la conservación y la resignificación de nuestros valores culturales, y aportará a la justicia social y a la calidad de vida de todos los rionegrinos.
MIGUEL PICHETTO (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Senador nacional (PJ-FpV, Río Negro)