El gobierno de Kabul apostaba al tiempo en la crisis de los 22 surcoreanos secuestrados en Afganistán, pero tras varios prolongamientos del ultimátum parece que se agotó su paciencia: ayer mataron a uno de los rehenes . Karzai, no quiere ceder ante los rebeldes. Pero se encuentra enormemente presionado.
El gobierno de Seúl es uno de los principales donantes internacionales para la reconstrucción del país y quiere evitar a toda costa una masacre de surcoreanos, razón por la que envió a un emisario especial a la región. (DPA)