CAMAGÜEY, Cuba (AFP) - El presidente provisional de Cuba, Raúl Castro, admitió la urgencia de cambios para superar las dificultades y otros males que afectan a los cubanos como la corrupción y la burocracia, admitió la necesidad de "cambios estructurales" y afirmó que el país analiza incrementar la inversión extranjera. Ofreció diálogo, pero al próximo presidente de Estados Unidos (ver aparte) y descartó cualquier apertura del régimen político, durante la mayor fiesta revolucionaria de la isla, en la que su hermano Fidel estuvo ausente por primera vez en 48 años. La Casa Blanca rechazó la oferta.

A un año exacto de la última aparición pública de Fidel, Raúl Castro, a quien su hermano cedió el poder el 31 de julio de 2006, llamó a una mayor productividad.

En su discurso en la ciudad de Camagüey, Raúl afirmó que en Cuba no habrá "transición" política, aunque se estudian cambios económicos que incluyen un posible incremento de la inversión extranjera, pero (cambios) socialistas y sin "soluciones espectaculares".

"Sabemos la tensión a la que están sometidos los cubanos, especialmente en la base", afirmó Raúl, de 76 años, considerado más "pragmático" que su hermano. El gobernante interino admitió las contradicciones en el país socialista, sobre todo a partir de los 90, tras la extinción de la Unión Soviética que casi postró a Cuba, que ingresó entonces al "período especial" aún abierto.

El mandatario interino reconoció que "el salario aún es claramente insuficiente para satisfacer todas las necesidades". En Cuba coexisten la moneda nacional, en la que se perciben los salarios, y la divisa convertible (CUC) en la que se venden muchos productos. Castro advirtió que el

camino de terminar con las carencias es el trabajo, el ahorro y el aumento de la productividad.

Ondeando banderitas de Cuba, bajo un cielo despejado y en una calurosa mañana, más de 100.000 personas asistieron al acto celebrado en la Plaza de la Revolución de la ciudad de Camagüey.

Escoltado por la alta dirigencia política y militar de la isla, Raúl presidió la conmemoración del 54 aniversario del asalto al cuartel Moncada, que por primera vez no contó con la presencia de Fidel Castro debido a que, a sus casi 81 años, aún se recupera de una delicada enfermedad intestinal.

Fidel "ya despliega una actividad cada vez más intensa y sumamente valiosa (...), aunque ni en los momentos más graves de su enfermedad dejó de aportar su sabiduría y experiencia ante cada problema cardinal", dijo Raúl.

La simbólica fecha marca el primer año de convalecencia de Castro, visto por última vez en público en la pasada celebración.

Un año después de su enfermedad, aún permanece la duda de su eventual retorno al poder.

Ahora, Cuba se mete de lleno en el proceso electoral que iniciará en octubre y concluirá en abril de 2008, cuando se decidirá si Castro continuará al frente del gobierno. Varios cubanos interpretaron la ausencia de Fidel como una clara muestra de que no está listo para volver. "Ya tiene edad y le falta salud, debe dejar a otros seguir con la revolución", dijo José Gutiérrez, de 21 años, en la Plaza de Camagüey.