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Viernes 27 de Julio de 2007
 
Edicion impresa pag. 42 > Deportes
Se fue "Mingo" y nos dejó un enorme vacío
Colantuono formó a las últimas "camadas" albinegras. Murió ayer.
El maestro y el alumno. Como Manuel Gutiérrez, los albinegros surgidos de la cantera comenzaron su formación con él.
El maestro y el alumno. Como Manuel Gutiérrez, los albinegros surgidos de la cantera comenzaron su formación con él.
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En el inconsciente colectivo de la región quedará marcado por su rostro bonachón, su voz apacible, la pasión por el deporte y su siempre entrañable personalidad. "Se nos fue un grande, una persona maravillosa", alcanzó a decir Domingo Perilli con la voz entrecortada. Su tocayo "Mingo" Colantuono (62 años) murió ayer víctima de una neumonía terminal, y con él se fue parte importante del fútbol regional.

Su huella quedará marcada a fuego por estas tierras. La sede del club albinegro fue el lugar elegido para darle el último adiós, y desde hoy por la mañana (a las 11) sus restos descansarán en el cementerio de Cipolletti.

Con la vida de "Mingo" también se escapa una parte importante de la cadena genética del fútbol regional. Como los viejos maestros de la redonda, Colantuono formó a varias generaciones de jugadores.

Su nombre comenzó a hacer ruido en este mundillo a finales de la década de los '80. Fue él quien le aportó peso específico a la historia de Fernández Oro, al brindarle una vuelta olímpica en la Liga Deportiva Confluencia y como 'yapa' (¡y qué yapa!) meterlo en el viejo torneo Regional.

'Mingo' logró darle prestigio a una institución que siempre estaba en un segundo escalón, y lo hizo con un equipo que escribió las mejores páginas del club "verde". En ese plantel que llegó hasta los cuartos de final del Regional (fue aplastado por Atlanta) jugaban nombres como Claudio y Fabio Gallucci, Hugo López, Horacio Pierdominichi, José Parra, Perilli y Daniel Villarroel, entre otros.

Luego de un tiempo, llegó a la conclusión de que lo suyo era la enseñanza. Y se puso al frente de algunas escuelitas de fútbol, instalándose definitivamente en la del club Cipolletti. Cultor de la amistad, defensor del buen juego, formador de los últimos talentos que pisaron La Visera de Cemento... Portador de parte del ADN del fútbol regional. Se fue Colantuono, y el vacío será grande.

 
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