Con el empujón que los mercados le propinaron al dólar durante los últimos días, la política del peso bajo que se defiende desde los despachos oficiales acaba de recuperar autonomía plena, sin necesidad de que el Banco Central incumpla una vez más su Carta Orgánica en el párrafo que habla de la defensa del "valor de la moneda".

La demanda de dólares billetes, cuyo precio llegó hasta casi $ 3,19 en las casas de cambio, no parece por ahora nada más que un preocupante llamado de atención, ya que la corriente de ingreso de divisas tendría que contrapesar en el tiempo esta eventual cobertura que se nota en el mercado.

Sin embargo, el problema no debería ser tomado con el ánimo de barrerlo debajo de la alfombra, como tanto le gusta hacer a esta administración. La situación es peligrosa en sí misma porque la memoria inflacionaria puede hacer montar los precios en estos nuevos valores y desarmar aún más los acuerdos que se siguen firmando cada vez con menos convicción. La fuga hacia el colchón de estos días ha tenido como correlato adicional la compra local y sistemática de ADR's y bonos para efectuar la contraoperación en Nueva York y retirar por allí las divisas.

Esta operatoria se suma a la paliza que los inversores les vienen pegando en seguidilla a las acciones y a los bonos argentinos, sobre todo a los Discount, que son la nave insignia de las nuevas emisiones. El derrape ha producido la consecuente suba del riesgo-país, que lleva ya un 80% de aumento acumulado en el año, prima ya despegada totalmente de la realidad brasileña que casi no se ha movido en el año, una situación que cuando era de paridad, hace unos meses nada más, fue ponderada públicamente por el presidente Kirchner.

Todos estos movimientos hay que leerlos como secuela de circunstancias externas que se repiten en todos los mercados emergentes, aunque las estrictamente locales tienen un condimento de complicada factura, ya que las expectativas son de desconfianza ante el advenimiento de los tiempos electorales. Además, los operadores dicen que en otras plazas también hay ventas, pero con algunos serruchos en la cotización, pero que el mercado argentino hoy no tiene resistencias corporizadas en inversores que lo equilibren, como podrían serlo los institucionales o las AFJP. Aquí, todos son vendedores y el pronóstico es que la corriente negativa seguirá por varios días.

La memoria de los argentinos, además, asocia los procesos inflacionarios con la cobertura en moneda dura, sobre todo en estos tiempos, cuando los inversores bancarios reciben una tasa de interés negativa por sus depósitos que, por definición, la inflación les erosiona como antaño.

Pero el fondo de la cuestión es que parece que aun de modo incipiente los mercados han puesto bajo la lupa nada menos que el programa económico del gobierno, que ha empezado a sufrir algunos desvíos no menores.

Los inversores observan con preocupación que, una vez más, las necesidades de la política parecen estar jugando en contra de los anclajes económicos y que, tal como el endeudamiento externo se comió la convertibilidad, ahora están apareciendo condicionantes de complicada resolución para los llamados "pilares del modelo".

Recién ahora, algunos se han dado cuenta de que el gasto crece más rápido que la recaudación y que se está achicando el superávit fiscal, ya que éste se sostiene a gatas con los ingresos extraordinarios de la seguridad social.

Por su parte, la senadora Cristina Fernández de Kirchner acaba de decir que el superávit comercial no será tan alto como el del año anterior. Mientras tanto, las reservas netas siguen estancadas y sólo se mueven las que hasta hace unos días se compraban con endeudamiento del BCRA. Ni qué hablar de los índices de precios, cada día más sospechados, sobre todo cuando se los compara con mediciones que están fuera de la órbita del secretario Guillermo Moreno, como las que se realizan fuera de la Capital y el GBA. Todo aquello que no podía ser tocado ha sido tocado, el joven ya no es tan joven ni tiene los ojos tan celestes ni el cabello tan rubio.

HUGO GRIMALDI (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Director periodístico de la agencia DyN.