Además de una estética basada en la imagen, los movimientos de vanguardia surgidos en inicios del siglo XX y que rinden culto a lo moderno, la velocidad y el avance tecnológico, poseen otras características comunes: cohesión de grupo, un líder, un lugar de reunión, espíritu cosmopolita, manifiestos programáticos y publicaciones propias.

Dichas publicaciones fueron numerosas y jugaron un papel primordial en la difusión de textos y puntos programáticos. Entre otras se destacan: Martín Fierro (Argentina), Horizonte (México), Amauta (Perú), Revista de Avance (Cuba), Hélice (Ecuador). La investigadora Celina Manzoni en su libro "Vanguardistas en su tinta", publicado por Corregidor, destaca el rol de las revistas en estos movimientos de ruptura: "En todas partes se constituyen en obras colectivas que permiten en un movimiento característico de inclusión-exclusión; delimitar el propio campo y establecer el de los enemigos".

"Realizan la hazaña de constituir el nuevo público que la nueva estética reclama expresa la autora. La mayor parte de los manifiestos se publican en revistas y en ellos se dan a conocer en general los primeros poemas, cuentos, ensayos; se reproducen pinturas, dibujos, se dan noticias de exposiciones, estrenos musicales, cinematográficos". De casi todas estas revistas algunas efímeras, otras que perduraron en el tiempo y con un tiraje considerable Manzoni, explica que hay ya reproducciones facsimilares.

Y habla de las que estuvieron desaparecidas durante años: "Es el caso de 'Irradiador' de México". Según esta especialista del tema: "Están poco estudiados los vínculos que las revistas de América Latina mantuvieron entre sí a través de colaboraciones, polémicas, encuestas y críticas de libros. Un estudio de este tipo podría desplazar el arraigado prejuicio de una vanguardia que sólo tiene relación con 'centros' europeos". (Télam)