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Cristina prevé otra relación con el sindicalismo si llega a presidenta | ||
Anunciaría la legalización gremial de la CTA. Quiere poner distancia de los "Gordos" y en menor medida de Moyano. Reformarían la ley de entidades sindicales, pero el antecedente del fracaso de Bullrich puede limitar su ilusión de cambio. | ||
BUENOS AIRES (ABA).- El 17 de octubre del año pasado, viendo las imágenes de la violencia del traslado de los restos del general Perón a la quinta de San Vicente, la primera dama Cristina Fernández, dijo basta. El episodio le podría haber salido más caro al matrimonio presidencial, si antes de marchar hacia el lugar del frustrado homenaje, no se les hubiese advertido del choque de facciones sindicales. Cristina aprovechó en ese instante, de furia e intimidad, con Néstor, para recordarle que cuando ella fuese al sillón de Rivadavia, debía darse un golpe de timón en la relación del poder con el sindicalismo; sobre todo con la pata más tradicional e inclusive sugirió ir tomando distancia del titular cegetista Hugo Moyano. Néstor sólo prometió darle una buena medalla de presentación: "Será ella la que anuncie después del 10 de diciembre, la legitimación como central obrera de la CTA de Víctor De Gennaro". La movida vendría, además, acompañada de una profunda revisión del funcionamiento interno del movimiento obrero, con una mayor participación de la mujer en el poder gremial; hoy en manos de los hombres y nombres de siempre. El titular de la CTERA y miembro activo de la CTA, Hugo Yasky, admite que el compromiso de otorgarles la personería jurídica y gremial como central obrera, fue fijado en la última reunión de la Organización Internacional de Trabajo, pero prefiere ser conservador sobre los cambios reales que podría traer aparejado el ascenso de Cristina. "Debe haber un verdadero replanteo de la política salarial, que no pasa por los 1.000 pesos de salario mínimo anunciados por Moyano, sino con la marcha hacia un modelo de distribución de la riqueza", comentó. Desde el espacio moyanista subestiman que se le otorgue la personería gremial a este grupo de sindicatos vinculados al Estado, de centro-izquierda, y aseguran que Cristina sigue llamando "el negro" cariñosamente, al líder camionero. La última vez que se vieron fue en Ginebra. Acotan que trabajaron espalda con espalda, al denunciar la corruptela de la "Banelco" del Senado, en épocas de la Alianza de Fernando de La Rúa y que Moyano tendrá una aliada para discutir a fondo la recomposición salarial de los trabajadores. El diputado laboralista, Héctor Recalde, sugirió que "es imposible que haya dos CGT, y lo que el gobierno hará es darle respuesta al reclamo de la CTA ante la OIT, pero si se les otorga la personería, tendrán que demostrar que son mas representativos que nosotros", alertó. El tema sólo podría ser saldado con una reforma legislativa amplia de la ley de entidades gremiales, que según fuentes 'cristinistas' estaría incluido en un espectro más amplio de democratización de la vida interna de los gremios. Ya lo había intentado en épocas de la Alianza, la ex ministra de trabajo, Patricia Bullrich, quien tuvo duros roces con el actual líder cegetista. Fue conocida como la pulseadas entre "la Piba" y el camionero. Bullrich, actualmente aliada de Elisa Carrió, sostiene que "Cristina es el mismo modelo hegemónico que el de su marido" (Kirchner), y que "si anunciara alguna medida reformista será en definitiva algo superficial". En Ginebra pareció consolidarse la relación de la senadora con el titular de la UOCRA, Gerardo Martínez, un modelo más moderno de sindicalismo según la visión de las 'cristinistas'. A Cristina le gustaría un corrimiento del moyanismo puro, pero durante el mandato de su esposo debió asumir un rol pragmático de hacer mutis por el foro, ante lo complicado del costo de tener en la vereda de enfrente a un sindicato en ofensiva salarial. Un tema que inquieta a los "Gordos" y a Moyano, es quien será el ministro de Trabajo, ya que se sospecha de la imposibilidad de que siga el actual, Carlos Tomada, quien pregona estar cansado y haber cumplido una etapa. Pican en punta dos mujeres para hacerse cargo de la cartera laboral. Una es Graciela Ocaña, actual titular del Pami y la otra es la Secretaria de trabajo , Noemí Rial, más potable para el sindicalismo tradicional. Cristina ya piensa con aires reformistas una posible futura gestión. Está claro que su prioridades pasan por las relaciones externas y los viajes por el mundo. Sabe también que, en lo interno, dejar sueltos cabos con los sindicatos en un riesgo que puede ocasionarle turbulencias en las primeras horas de vuelo. HORACIO CARIDE | ||
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