Cristóbal Martín es instructor del Prolana. Es empleado de la provincia y vive en Los Menucos. Tiene 48 años, de los cuales poco menos de la mitad los dedicó a este oficio, esquilar, con todo lo que pudo haber pasado en la materia en ese tiempo, cambios de estilo, metodologías, herramientas.

Es uno de los mejores instructores de la provincia, recientemente fue distinguido -junto a Rubén Rolaiser y otros- en un curso dictado en Viedma por un especialista uruguayo. Bien podría decirse que Cristóbal es un maestro de la esquila.

Buena parte del año se la pasa enseñando a los que quieren encontrar allí un modo de subsistencia.

Elpidio Piriz es un acondicionador, tarea clave en la actividad. Es el responsable de limpiar el vellón de todos los contaminantes, es el eslabón intermedio entre la esquila y el enfardado, el acondicionador debe sacar el vellón limpio, libre de todo aquello que perjudique la calidad de la lana. Después viene la clasificación, sacar la lana quebradiza, por clase y por categoría de animal.

Elpidio, oriundo de Valcheta, lleva dos años trabajando en esta tarea, es a la vez productor y sabe que sin acondicionamiento es muy difícil pelear un precio. Es uno de los más firmes defensores del Prolana, porque entiende que es un modo de ganar mercados y defender precios.

Alberto Ramos es un empresario proveedor de equipo de esquila, además de ser productor en la zona de Valcheta. Lleva de campo en campo su gente, de reconocida experiencia. Si hay buen clima, es posible que en un mes hagan 10 campos o un poco menos de unas 2 ó 3.000 ovejas cada uno. Es el responsable de llevar no sólo la gente, sino también las herramientas, además de los vehículos para el traslado y hasta los cocineros que esperarán con el almuerzo o cena a los operarios. Cobra por todo el trabajo de las 14 ó 15 personas y después les paga a cada uno. El alojamiento corre por cuenta del dueño del campo. Contó que el que se vive es un año "flojo".