BUENOS AIRES (Télam).- En su nueva novela "Magic Resort", la joven escritora Florencia Abbate indaga en cómo se ve afectada la vida íntima de sus protagonistas a raíz de grandes catástrofes como la crisis del 2001, el tsunami ocurrido en Asia o la guerra en Medio Oriente.

Convertida en referente de la nueva literatura argentina, la escritora aborda viajes, miedos y ausencias que transforman a sus personajes, en el marco de un ritmo vertiginoso y cinematográfico, hilvanado como un relato coral narrado por un grupo de seres conectados de una u otra manera.

Editada por Emecé, la obra enlaza la historia de Max, a quien se le diagnostica trastorno bipolar luego de intentar quitarse la vida, la de Lenis y su fugaz casamiento con Rush a dos días de haberse conocido o la vuelta de Rocío de vivir afuera por la muerte de su madre.

"Hay algo que aparece y altera las vidas de cada uno de los protagonistas: un enamoramiento, el diagnóstico de una enfermedad o un viaje; quise que tuvieran una experiencia fuerte que transformara sus vidas", explicó Abbate en una entrevista con Télam.

"Por otra parte, -prosiguió la autora- hay un contexto fuerte de época, que sugiere cierta idea de desarraigo, de una generación que no sabe muy bien a dónde pertenece o que no pertenece a ningún lado, con una falta de raíces fuertes", sugirió. Nacida en 1976 y licenciada en letras, la escritora y autora también de "El grito" aseguró que le interesa los grandes procesos de la política o de la historia pero vistos desde la subjetividad. "Cuando las vidas personales con sus características particulares se ven afectados por algo que los excede y todo se destapa. Me interesan esos momentos pero desde la vida privada y no desde el gran suceso histórico -aclaró Abbate-. Tomo los sentimientos o emociones de la vida humana que podrían ocurrir en cualquier época, como enamorarse o enfermarse, y los coloco en un contexto sociopolítico muy específico", advirtió.

Un lenguaje entre coloquial y poético se conjugan para elaborar este relato de capítulos breves, intercalado por fotos, poemas y citas a T.S. Eliot, además de percepciones de lo cotidiano, como que "de lo importante, la memoria no logra retener nada más consistente que vagas impresiones y algunas imágenes deshilachadas".

En cuanto al ritmo del relato, los acontecimientos de la novela se suceden con una tremenda rapidez y en un clima vertiginoso que la autora utiliza para "reflejar la sensación de época". "La novela está estructurada de manera cinematográfica, como por cortes, y pasás a otra cosa y a otra y a otra. Me parece que es lo más cercano a la manera en que percibimos nuestra propia experiencia en la actualidad. Hay una sensación de zapping, algo te ocurre y no tenés tiempo de procesarlo", apuntó.