Lunes 09 de Julio de 2007 Edicion impresa pag. 24 y 25 > Sociedad
El jabalí como trofeo

Desde siempre el jabalí ha sido uno de los trofeos más preciados por los cazadores deportivos. En la vieja Europa, su hábitat natural y desde donde fue importado, hace siglos solamente lo cazaban los nobles con sus armas ya que no permitían, bajo pena de muerte, que los plebeyos lo hicieran. Tanta era su jerarquía como trofeo de caza.

Reyes y príncipes, con la ayuda de jaurías especializadas, inauguraron la caza de montería, una conjunción de hombres y canes que rastreaba a la fiera hasta obligarla a presentar batalla, un épico acontecer que muchas veces fue inmortalizado en las telas de famosos pintores.

Desde que fue introducido por Pedro Luro en la provincia de La Pampa, el jabalí se ha adaptado y reproducido en forma excepcional, ampliando su área de dispersión merced a nuevos implantes o a sus migraciones naturales.

Provincias como Neuquén, Río Negro, Buenos Aires, Chubut, Mendoza, San Luis, Córdoba o Santa Cruz, mantienen buenas poblaciones que aumentan al amparo de las reglamentaciones de caza. Sin embargo, en determinadas regiones, el crecimiento del número de ejemplares provocó la adopción de medidas oficiales para evitar los destrozos que ocasionalmente producían, llegándose a declararlo plaga para la agricultura y la ganadería y promoviendo su caza indiscriminada. (AVM)

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