" Caminos capitales neuquinos. Desde La Confluencia, donde lindan los territorios de Neuquén y Río Negro, hasta Chos Malal, dos caminos precarios y en gran parte desolados, esperaban como opciones a los viajeros de fines de siglo XIX o principios del novecientos. Uno por Añelo y el otro por Las Lajas y Ñorquín. Para encarar cualquiera de ellos, además de la templanza, coraje personal y la resignación de afrontar un viaje que promediaba una semana, había que contratar baquiano, mulares y carruaje. También estar dispuesto a enfrentar diversos imprevistos, como los salteadores de caminos, o la adversidad previsible, el insomnio, la sed y el hambre. Porque había que dormir al descubierto y soportar inacabables tramos sin agua y alimentos. Es decir, una perspectiva plagada de incomodidades, sólo aliviada si se conseguían guías experimentados.
" Policías baqueanos. Los funcionarios del gobierno central enviados a la capital neuquina Chos Malal entre los años 1902 y 1903 para husmear a los gobiernos de Lisandro Olmos y su sucesor Juan I. Alsina, que sucesivamente fueron Gabriel Carrasco, Leopoldo Lugones y el ingeniero Carlos R. Gallardo (acompañado por su secretario, el periodista del diario El Tiempo, Alejandro Ghigliani), tuvieron la ventaja de usar el FC Sud que ya llegaba hasta la estación Neuquén, pero no podían evitar la brava travesía hasta Chos Malal. En todos los casos, los funcionarios fueron acompañados por experimentados conocedores de los dos caminos a elegir. Los baqueanos de Gabriel Carrasco, en enero de 1902, fueron el entonces Jefe de Policía interino del territorio, Carlos Álvarez Rodríguez y el comisario José Belindo López (por Añelo). Este último también guió a Gallardo y a Ghigliani y condujo al gobernador Carlos Bouquet Roldán y su secretario Eduardo Talero cuando viajaron por Las Lajas para asumir en Chos Malal.
" Penurias hasta Chos Malal. Algunos buenos datos del camino por Las Lajas a principios de los Novecientos, están en el informe que Alejandro Ghigliani hizo para el gobierno central, y en parte fueron consignados en telegramas que le publicó El Tiempo de Buenos Aires. Ghigliani y el comisionado Gallardo salieron el martes 7 de abril de 1903 de Estación Neuquén en un carro y con una recua de 70 mulas, siguieron por Arroyito y Portezuelo para arribar a Las Lajas en el atardecer del sábado siguiente. Ghigliani apuntó que allí había "falta absoluta de recursos y casas donde alojarse" por lo que se alojaron en la estancia de los Sorondo (en ese momento en Bs. As.). Ghigliani inspeccionaba las sedes postales y policiales. Con su asistido Gallardo, calificaron el estado de la comisaría local como "deplorable". De su informe se destacan los pasos difíciles para los carros, los vados peligrosos y las pendientes pronunciadas, casi imposible de treparlas. Les tocó tiempo frío y a veces lluvioso.
" Por Añelo, a poncho. En 1902, el camino por Añelo, en cambio, fue recorrido bajo ardientes temperaturas propias de enero y provocó un informe bastante detallado del enviado Gabriel Carrasco. Para las noches frías, viajó con un "poncho-patria" que le dio el ministro de la Guerra Ricchieri. Después de salir de estación Limay, paró en unos ranchos a 4 leguas (en La Picaza) para aprovisionarse de carne. Carrasco marcó detalles legua por legua, sin omitir a Tratayén y pasó la noche en Añelo "donde existe una docena de ranchos, dos casas de comercio, una oficina de telégrafo y un depósito de artículos militares...", último punto donde "se puede obtener provisiones antes de Chos Malal". Describió "la escasa vertiente" de Ojos de Agua, y los arenales que seguían de allí a Agua de Pato. Resultaría denso aportar otros pormenores registrados en seis jornadas de marcha a lo largo de 68 leguas agobiantes.
" Llegada trasandina. Los malos caminos que unían a Chos Malal con el valle del río Negro como el "habilitado" en 1897 por Añelo, que evitaba el cruce del río y varios arroyos, o el habitualmente usado por Las Lajas, interminable pero de menos riesgos, ni siquiera alivió al gobernador Lisandro Olmos, quien para asumir en 1899 llegó a Chos Malal ¡por Chile!
FRANCISCO N. JUAREZ
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